Doblar la plantilla en cinco meses. Todavía parece un imposible por los efectos de la crisis, pero Astilleros Mario López, en el puerto de Málaga, ha incorporado a 60 operarios desde enero, alcanzando una plantilla de 120 trabajadores para atender el incremento de la actividad de estas instalaciones.

Los Astilleros Mario López han atendido entre enero y mayo a 18 buques en Málaga, la misma cifra que en todo el año pasado, y actualmente cuenta con seis barcos en distinta fase de reparación y la prevista llegada de otros dos en las próximas semanas.

El presidente de la Autoridad Portuaria, Paulino Plata, destacó el incremento de la actividad de los astilleros, propiciada por la ampliación del dique seco acometida en 2012 y «por una red comercial muy potente, que va a cualquier lugar del mundo para buscar encargos».

Plata, que ayer visitó las instalaciones de los astilleros donde están reparando el mercante Repubblica di Roma, destacó la capacidad de esta empresa, que el pasado fin de semana terminó la reparación del portacontenedores Maersk Laberinto, con una eslora de más de 300 metros y siendo el segundo que repara de la misma compañía en menos de un año, lo que confirma la confianza obtenida de las grandes navieras.

Actualmente, el puerto de Málaga está en negociaciones con los astilleros para ampliar la zona de concesión al muelle 4 y así atender el incremento de los encargos de reparaciones.

Mario López, propietario de los astilleros, destacó que se han convertido en uno de los astilleros privados más importantes de España, justo en un momento en que han cerrado otros en Sevilla, Huelva, Valencia o Barcelona. «Nosotros no hacemos nuevas construcciones, que han caído, y nos centramos en reparaciones donde hay menos competencia en España», destacó Mario López, aunque no quiso olvidar la competencia que plantean los países asiáticos.

Actualmente los astilleros están trabajando en cinco barcos además del Repubblica di Roma, que está atracado en el muelle 6. Así, está interviniendo en la reparación de la grúa de carga del Victoria Diep; el arreglo del timón y acero de bodegas del portacontenedores Reecon Whale; la reparación del acero de la pontona grúa Crane Accropodes y Split-5, y la reparación a flote en el muelle 6 del buque de carga general Gang Qiang.

Plata recalcó que el impacto económico de estas actividades no se mide sólo en las reparaciones en sí, sino también en las subcontratas y en el constante flujo de las compañías de seguros a la ciudad para valorar los daños.