­A sus 64 años, Juan Lepe Vera camina con una pequeña libreta en la que aparecen anotados una y otra vez, junto a toda clase de inscripciones, los nombres de seis personas a las que lleva buscando activamente desde hace medio siglo. Ninguno de ellos le es ajeno, por más que jamás pudiera verles y que su sola mención rebotara sistemáticamente contra el frontón levantado contra el exceso de curiosidad por parte del régimen. Desde los 14 años, afirma, Lepe ha estado buscando a su abuelo, desplegando incluso una cadena de metal para evitar que en el cementerio de Álora los visitantes pisaran las fosas como antes habían pisado las flores.

El invierno de 1937 el abuelo materno de Juan Lepe, Antonio Vera Muñoz, militante socialista, fue acribillado junto a sus tres hermanos y dos primos hermanos de su madre. Casi una familia al completo triturada, lo que sirve para medir la dimensión del horror que se apoderó en esos días de Álora. En febrero el ejército italiano quebró el frente de Peñarrubia y Ardales, dando lugar a una represión feroz, justificada en términos tan bélicos como inhumanos en la importancia estratégica del municipio, donde se ubicaba la central eléctrica.

A pocas semanas del inicio de los trabajos de campo, los archivos dejan constancia del asesinato y posterior sepultura común de alrededor de 200 personas. Más de sesenta, en una sola noche, la del 4 de abril de 1937, en la que los casquillos volaron a decenas sobre vecinos del pueblo. Se trata, por el volumen de víctimas, del segundo camposanto con mayor número de represaliados de cuantos han sido exhumados en Andalucía. El equipo del arqueólogo Andrés Fernández ha obtenido ya los permisos por parte de la Junta de Andalucía, que, en este caso, ha tenido que expedir un certificado doble, ya que el cementerio se encuentra en el castillo de Álora, protegido con la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC). Los estudios preliminares, en los que ha participado también la Asociación contra el Silencio y el Olvido por la Memoria Histórica de Málaga, aluden a la existencia de tres fosas. Una de ellas, la más importante, podría alojar los restos de más de 150 personas.