­Cáritas Diocesana de Málaga, que atendió a 25.245 familias de la provincia el pasado año 2013, alertó ayer de la «cronificación» de la pobreza que afecta a un sector de la población y recordó que casi un 30% de los que acuden a ella en busca de ayuda llevan haciéndolo desde hace más de tres años. En total, Cáritas calcula que durante el pasado año asistió a unas 78.300 personas, lo que constituye el 5% de la población malagueña.

El director de Cáritas Diocesana de Málaga, Francisco José Sánchez, señaló que la pobreza en Málaga tiene «rostro de mujer» al constatar que son sobre todo madres con hijos a su cargo las que acuden a sus servicios de acogida y acompañamiento. Cáritas destacó que son ellas las que, ante una situación de necesidad en la familia, «asumen el rol de sacar a la familia adelante» y deciden dar el paso de acudir a esta institución eclesial. No obstante, también recordó que, en el caso de familias monoparentales, el menor salario que perciben muchas mujeres en relación a los hombres agrava aún más la situación.

«Estos datos reflejan sufrimiento y fragilidad, aunque también hay esperanza. Se dan verdaderos dramas familiares por la pérdida del empleo y por la dificultad de mantener la vivienda», apuntó Sánchez, que presentó la Memoria 2013 junto al delegado diocesano, Gabriel Leal, y al secretario, Francisco Jiménez.

Cáritas resaltó también que casi el 20% de las familias atendidas el año pasado acudían por primera vez a solicitar ayuda. El número total de asistidos ha descendido en torno a un 15% en relación a 2012, algo que obedece al retorno de inmigrantes a sus países de origen ante la falta de oportunidades laborales. No obstante, advirtió de que la situación sigue siendo muy preocupante, con una «profunda crisis» y una «sociedad del descarte» donde los jóvenes y los más mayores son los colectivos más vulnerables.

«La pobreza es cada vez más extensa en cuanto a clases sociales, y más intensa y cruel en las situaciones de los afectados, además de ser más crónica. Las personas sufren un deterioro que tiene consecuencias familiares y sociales muy graves», comentó Sánchez, que citó el caso de personas de clase media que acuden a pedir ayuda a las Cáritas parroquiales cuando menos gente hay «para que no los vean los vecinos».

«Tras agotar las prestaciones públicas y las ayudas de los familiares, somos la última puerta de ayuda para muchas personas», afirmó. Como avance del nuevo informe de la Fundación Foessa, que saldrá en unos meses, los representantes de Cáritas detallaron que el 22% de la población andaluza está en riesgo de exclusión social y que el 44% de los hogares muestra un grado de vulnerabilidad elevado ante la crisis.

En este primer semestre de 2014, según perciben, parece haber una contención en el número de personas que piden ayuda pero Cáritas avisa de que, aunque la situación económica mejore, las personas que perdieron el trabajo hace tiempo y llevan pasando años de necesidad tienen «muy difícil» la reincorporación al mercado laboral. «Deseamos que a partir de este semestre no se incorpore más gente a pedir ayuda pero para eso hacen falta unas políticas sociales más justas», dijo Sánchez.

Cáritas administró el pasado año unos recursos por valor de casi 7,6 millones, de los que 3,2 fueron para acogida y atención social (un 25% más que en 2012), otros 1,1 para programas y proyectos, casi 3 millones para centros sociosanitarios y 308.500 euros para gastos de administración y secretaria. La institución tiene 1.326 voluntarios y 147 trabajadores, la mayoría en centros sociosanitarios.