­Mantener en marcha el metro de Málaga no va a ser barato. Ofrecerá una oportunidad de impulsar el transporte público y dará muchos beneficios sociales y medioambientales, pero también tendrá un coste que deberán asumir la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga. El importe de esta factura fue anunciado ayer por la Consejería de Fomento, que apuntó que hasta 2017, cuando se pongan en marcha todos los tramos, se tendrán que abonar 237 millones de euros a Metro Málaga.

Este dinero servirá para iniciar el pago de la obra, devolver el crédito concedido por el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y asegurar un beneficio mínimo a la concesionaria. El pago se hará a razón de un 75% a cargo de las cuentas autonómicas y de un 25% para las arcas municipales.

Sin embargo, esta es sólo la primera parte. Una vez que en 2018 esté toda la red de metro abierta, Fomento calcula unos costes fijos máximos de 70 millones de euros, que posiblemente irán a la baja en función de que se incremente el número de pasajeros sobre los 21 millones al año previstos -lo que reducirá los costes- o se queden muy por debajo de esa cifra, por lo que eso sería asumido por la concesionaria.

El gerente de la Agencia de la Obra Pública de Andalucía (AOPAN), Antonio Tallón, subrayó que esta cifra es un coste máximo y recordó que en Sevilla se sitúa actualmente en 50 millones de euros al año. «Ningún transporte público es rentable económicamente, todos están subvencionados», afirmó.

Estas cifras tienen que ser negociadas con el Ayuntamiento de Málaga, que ha exigido que se explique el cálculo que se ha seguido y reclama una reunión entre la consejera de Fomento, Elena Cortés, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, para abordar este aspecto, según insistió el concejal de Movilidad, Raúl López.

La aportación anual de las administraciones viene a cubrir el sobrecoste que supone poner en marcha el metro y amortizar la obra sobre el precio del billete. Así, mientras que cada viaje se cobrará entre 1,35 y 0,82 euros, en función de la modalidad, el coste real de mover a un ciudadano ronda los 4,20 euros. Esa diferencia es la que abonan el Ayuntamiento y la Junta.

Tallón reconoció que el sobrecoste de la obra y los retrasos en la apertura del metro, que iba a estar en servicio inicialmente en 2009, han disparados estos costes, que pasaron de los 1,94 euros por viajero de 2004 a los 4,20 euros calculados diez años después, incluyendo el aumento del IPC.