­Si las aguas de Málaga sólo albergan 6 de los 56 yacimientos con el máximo nivel de protección de Andalucía, nuestras fondos sí destacan como un arsenal de espacios subacuáticos declarados como Zonas de Servidumbre Arqueológica en la región. Según el Catálogo General del Patrimonio Histórico del Boletín Oficial de la Junta de Andalucía de 2009, Málaga suma 19 de los 42 espacios de la región.

Casi una veintena de referencias desde Nerja hasta Estepona con especial referencia a la Ensenada de Málaga, zona que se localiza en torno el puerto de Málaga y la desembocadura del Guadalmedina. Más que por los restos hallados, que los hay, la presencia de tesoros se intuye por la enorme documentación que existe sobre incidencias en toda la bahía. Entre ellas destaca la batalla naval de Málaga (1483-1487); el naufragio de una nave pirata en 1611; el combate naval de 1656 que supuso el hundimiento de una nave berberisca en enfrentamiento con una flota genovesa; el bombardeo inglés en 1656 en el que se hundieron tres navíos y dos galeras; o el encallamiento de tres navíos en la playa de San Andrés en 1661, entre otros muchos.

La historia también habla del naufragio de un navío en el Torreón del Obispo de 1683; el bombardeo francés de 1693 que provocó el hundimiento de una decena de embarcaciones frente a la Puerta del Mar, el de tres embarcaciones en batalla naval entre escuadras francesas y la anglo-holandesa en 1704; o el naufragio del navío El Conquistador en 1736.

No menos abundantes son las referencias por las que se intuyen restos en aguas de la Axarquía, donde la desembocadura del río Vélez es un enclave histórico de asentamientos púnicos, fenicios, romanos y medievales. La desembocadura del río Algarrobo o en el entorno del Faro de Torrox son otros de los puntos protegidos por la Junta de Andalucía.