­El metro de Málaga empieza a tomar su dimensión real. Tras la masiva afluencia del miércoles, aprovechando que era una jornada de visita gratuita, esta infraestructura presentaba ayer un aspecto más calmado, pero no vacío. El flujo de pasajeros era constante, aunque con unos números muchos más modestos. En concreto, 15.651 viajeros frente a los más de 50.000 del primer día. No había trenes llenos y en la mayoría de los viajes de la mañana oscilaban entre las 30 y 50 plazas ocupadas, de las 160 disponible por convoy.

La normalidad va abriéndose paso poco a poco en el metro, que incluso contaba ayer con el primer reparto de publicidad en la bocana de la estación de El Perchel, la que más viajeros congregó, a cargo de la autoescuela El Torcal. Un gesto que acerca el suburbano a lo habitual en otras ciudades.

En su interior, los cicerones denominados «metroguías» seguían atendiendo las consultas de los malagueños. Menos numerosas que en la jornada inaugural, pero con muchas dudas todavía. Había algunos, en cambio, que ya mostraban cierta soltura en la compra del billete para el viaje o recargando su tarjeta.

Si el miércoles era un comentario habitual la lentitud del servicio, con unas estaciones más despejadas el cumplimiento de los horarios se hacía con soltura. Apenas 11 minutos entre Palacio de Deportes y El Perchel y 14 minutos entre El Cónsul y El Perchel. Cifras mucho más competitivas que el coche o el autobús.

Sin embargo, todavía eran pocos los que acudían para hacer trayectos por necesidad. Jesús Pedrero se subió en la Ciudad de la Justicia y fue hasta El Cónsul, un trayecto corto pero que, como él comentaba, «por 82 céntimos me permite visitar a mi madre». Sus recorridos habituales también incluyen el desplazamiento desde la Ciudad de la Justicia hasta El Perchel y, en el futuro, al Centro: «El metro me permite no coger el coche y es un buen complemento al autobús, sobre todo a partir de determinadas horas». Pedrero, no obstante, echa en falta que llegue al PTA.

Ángel Luis Díez, joven madrileño que viene a Málaga en verano, coincide en la necesidad de ampliar el metro al PTA: «Por poco más dinero podría llegar a Campanillas y el PTA y mucha gente lo cogería para no depender del autobús».

Este joven aprovechó ayer el metro para ir del Palacio de Deportes a Carranque, un trayecto que le hubiese obligado a coger dos autobuses y realizó en menos de 20 minutos sin trasbordo. Sin embargo, considera que todavía le falta mucho a este servicio, como contar con un billete que combine con el Cercanías y la EMT y que llegue al Centro. Es más, cree que el proyecto se planteó mal: «Lo lógico es conectar primero el Centro y luego avanzar hacia la periferia», lo que aseguraría más afluencia de personas.

Entre los usuarios que aprovecharon para visitar el metro destacan Mercedes Mestanza y su madre, María del Carmen, que llegaron de Alhaurín de la Torre y destacaron la utilidad de la nueva infraestructura. «Ahora podemos venir de Alhaurín sin preocuparnos de aparcar el coche, ya que lo dejamos junto al Clínico donde no hay que pagar y cogemos el metro para el Centro», apunta María del Carmen. «Es muy cómodo, se tarda poco tiempo, va con aire acondicionado y es muy limpio», asegura Mercedes, tras su primera experiencia.

En esto coincide con Rafael Sánchez, quien se subió en la estación del Palacio de Deportes hacia La Isla: «Me viene muy bien para ir al Carrefour, porque si no tendría que coger dos autobuses». «Va a dar mucha vida a Málaga, aunque todavía es pronto y tienen que aumentar muchos los pasajeros», indicó.

La parada de La Luz-La Paz en la línea 2 y Portada Alta y Ciudad de la Justicia, en la línea 1, son las que más flujo de pasajeros recibieron en este segundo día, eso sin contar con El Perchel, que ya ejerce de estación central del metro.