Casi tres millones de personas. Situadas en el horizonte, en línea recta, supondrían un buen motivo para correr. Una auténtica avalancha, aunque en este caso casi tan deseada como una lluvia de maná. El turismo levanta la pátina de agosto y con ella las previsiones se desbordan. Hasta el punto de componer una población flotante que, en términos estadísticos, podría dar para habitar una nación del tamaño de Lituania o Uruguay. En plena reconstrucción económica, la Costa del Sol, entregada a los servicios, vive el sueño de todo el país, aunque con una letra pequeña de trabajo extra que soportan, sobre todo, los municipios del litoral.

A pesar de que ya ha pasado más de medio siglo de la llegada de las suecas y la eclosión de Torremolinos, la provincia sigue sin resolver la ecuación que enfrenta la llegada masiva de viajeros con los recursos que se disponen para garantizar su bienestar. Los turistas, residentes u hoteleros, no dejan de aumentar. Y el dinero que se recibe por parte del resto de administraciones continúa siendo testarudamente el mismo. O dicho de otro modo, no se cuenta con más presupuesto por ser municipio turístico. Incluso, a sabiendas, que la realidad trasciende el criterio poblacional: puntos como Marbella o Estepona, en estos días, duplican su número de habitantes, pero en la práctica obtienen las prerrogativas y el régimen fiscal que corresponde en exclusiva a su padrón. Un desajuste que se nota especialmente a la hora de proveer de servicios públicos como la limpieza, la seguridad o la sanidad.

La Costa del Sol, sin duda, no se cambiaría por ningún otro punto de la Península. Todos están encantados de llenar los bolsillos con la llegada de los turistas. Sin embargo, el sobreesfuerzo de los ayuntamientos cobra relieve. Y más en una época de crisis y con el debate sobre la financiación puesto sobre la mesa. Lo que está en juego no es únicamente la salud económica de los municipios, sino el futuro de la Costa del Sol, que depende, en última instancia, de la calidad con la que se preste servicio a los turistas. De momento, los consistorios resisten con encajes presupuestarios, desplazando partidas. Pero demandan más ayuda. Sobre todo, en las áreas más sensibles, que experimentan una revolución en cuanto a organización y volumen de trabajo a partir de julio. Nada más que en agosto de 2013 el aeropuerto recibió a 1,58 millones de viajeros. Y las expectativas para este verano no son precisamente tímidas; en el primer semestre, sin ir más lejos, las pernoctaciones se elevaron un 6,4 por ciento. Y la fiesta es más que probable que continúe.

Marbella: El peaje del lujo, más inversión para el doble de población

Marbella, máximo exponente del turismo de élite en la provincia, está acostumbrada a multiplicar su población al primer redoble de la temporada turística. De 142.000 habitantes, con las playas y el ambiente selecto como principal atractivo, se pasa a prácticamente el doble. Y con un tipo de turista que incluye a residentes extranjeros y clientes hoteleros. Una sobrecarga para los servicios básicos que obliga a arbitrar nuevas partidas.

Estepona: Trabajo extra en la playa y más horarios de limpieza

La situación se repite en Estepona, que cuenta con 21 kilómetros de costa y una evolución demográfica estival que avanza de los 68.000 a los 200.000 habitantes. Parte del presupuesto municipal se dedica a tareas de mantenimiento de las playas; desde balizamiento a vigilancia e, incluso, limpieza de aguas. Además, la presión es tan alta que hasta trastoca los horarios de recogida de basura.

Fuengirola: Una carga económica adicional del 30 por ciento

Las atípicas condiciones de Fuengirola y su gran predicamento turístico convierten al municipio en un territorio bastante propenso de partida a la saturación. Sin un metro de suelo que no sea urbano, y con una población que salta de 75.000 a 150.000 personas, el incremento y la reorganización de los servicios es casi un imperativo. En los últimos años, se administra en verano un servicio de limpieza 24 horas. El plus de carga económica adicional roza en ocasiones el 30 por ciento.

Mijas: Problemas de organización del tráfico y de seguridad

Mario Bravo, concejal de Hacienda y Extranjeros Residentes, cifra en más de 110.000 personas el número de habitantes que alcanza en esta época el municipio. Además, en un régimen particular y con mucho residente extranjero -la mitad del censo corresponde a ciudadanos nacidos fura del país-. Las dificultades, reconoce, son muchas, tanto en términos de seguridad (casi siempre por exceso de ruido) como de organización del tráfico. En muchos casos se aprovechan los solares dejados por la crisis para improvisar nuevas plazas de aparcamiento.

Benalmádena: El doble de toneladas de basura recogida

La incidencia de la población flotante de Benalmádena se percibe en la recogida de basura, que prácticamente se duplica hasta alcanzar los 4.700 toneladas de residuos. En este caso, al igual que en Torremolinos, la amplia afluencia de turistas se ve reforzada por el tipo de permanencia, que suele superar los diez días.

Torremolinos: De 68.000 a 300.000 habitantes

Un simple paseo por Torremolinos en estas fechas basta para cerciorarse de que la población veraniega supera holgadamente los 68.000 habitantes que marca el registro. De hecho, y según el Ayuntamiento, en algunas ocasiones se contabilizan picos de 300.000 personas, con su correspondiente peso en la demanda de prestaciones. Como el resto de municipios de la Costa del Sol, Torremolinos aumenta su riqueza por la actividad turística, pero eso no cambia en lo más mínimo la situación del Ayuntamiento, que sigue recibiendo la misma asignación y cobertura por parte de otras administraciones.

Rincón de la Victoria: Ocio, limpieza, seguridad y tareas sin competencia

De sus muy prudenciales 43.000 habitantes, Rincón de la Victoria eleva su población en esta época hasta llegar a los 150.000 -la suma incluye la masa de turistas residentes no censados, que se calcula en 17.000-. Según el alcalde, Francisco Salado, el Ayuntamiento tiene que hacer frente a gastos adicionales que en ocasiones incluyen tareas que competen a otras administraciones. En este punto, cita la retirada de las natas. Además de la limpieza y la seguridad, que se solventa con la contratación de horas extras, señala al esfuerzo en ocio y cultura, que tiene como objetivo aumentar el atractivo turístico del municipio. «Estamos obligados a dar un plus para que el turista se sienta cómodo, remacha.

Vélez Málaga: Más población y flota de apartamentos

En el municipio de cabecera de la costa oriental predomina el turismo nacional y el uso de apartamentos. De hecho, los hoteles únicamente concentran el 10 por ciento de la ocupación. El recuento demográfico se dispara también en verano, avanzando hasta muy por encima de las 78.000 que computan los documentos oficiales.

Nerja: Presión de casi lleno en la ocupación hotelera

La demanda estival en Nerja conlleva habitualmente la contratación del 90 por ciento de las plazas hoteleras. El salto poblacional es, una vez más, muy a tener en cuenta: de poco más de 22.000 ciudadanos a a 80.000. Se trata de la localidad de la zona con mayor número de camas, indica Bernardo Pozuelo, concejal de Turismo. Y eso a pesar del considerable peso de la colonia extranjera.