La reforma electoral propuesta por el Gobierno, para favorecer que gobierne en los ayuntamientos la lista más votada, con un mínimo del 40% de los sufragios, se quiere aprobar antes de las próximas elecciones municipales, que se convocarán para mayo de 2015. Así lo confirmó ayer el diputado del PP Pedro Gómez de la Serna durante la primera sesión de la Diputación Permanente del Congreso, celebrada ayer y que rechazó, con la mayoría del PP, la petición de la oposición para que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, compareciera para explicar la reforma.

Esta reforma electoral forma parte de un paquete de medidas del Gobierno que busca mejorar la lucha contra la corrupción, incluyendo un cambio en el sistema de elección de alcaldes para facilitar que gobierne la lista que supere el 40% de los votos, aunque no alcance la mayoría absoluta. El Gobierno espera reducir así los pactos entre varias fuerzas para desalojar a la lista más votada que no tenga mayoría. La oposición, en cambio, ha mostrado su rechazo a la propuesta casi en bloque, exigiendo la retirada de esta reforma.

Cambios en Málaga

Los efectos de esta medida en la provincia de Málaga, de llevarse a cabo, supondrían, con los resultados de 2011, el cambio de manos de diez alcaldías en la provincia. El PSOE sería el partido más beneficiado, ya que podría recuperar ocho alcaldías que perdió pese a ser la fuerza más votada por pactos entre los partidos minoritarios. Algatocín, Benaoján, Casarabonela, Mollina, Moclinejo, Alcaucín, Frigiliana y Canillas del Aceituno quedarían en manos del PSOE con el sistema de elección propuesto por el Gobierno, desarticulando así los distintos pactos entre PP, IU y grupos independientes para desalojar al candidato socialista.

No serían los únicos cambios, ya que Casabermeja pasaría a ser del PP, evitando que fuera desplazado este partido por la alianza del PSOE e IU. Y luego está el caso de Pizarra, donde el PSOE gobierna en minoría, pero cuyo gobierno sería de IU de operar la reforma electoral del Gobierno, que concede mayoría absoluta automática al superar el 40% de los votos.

No supondría un cambio, pero sí hubiera evitado los actuales pactos en Benalmádena, donde el PP gobierna tras aliarse con varios grupos independientes para alcanzar una mayoría absoluta.

En todo caso, el debate surgió tras las elecciones europeas, en las que se hizo evidente una mayor fragmentación del voto por la irrupción o ascenso de pequeños partidos y alternativas a las opciones tradicionales como Podemos, UPyD, Ciudadanos y Vox, entre otros.

Esta redistribución de los votos puede alterar el reparto de los gobiernos locales, por lo que el PP quiere aprobar la reforma electoral con vistas a evitar plenos municipales divididos en los que la opción más votada quede desplazada por pactos.