­La protonterapia es, probablemente, una de las palabras más buscadas en internet en los últimos días. Este término también ha ganado enteros en las consultas de oncología, a donde todos los pacientes llegan con la esperanza de una cura. Pero, ¿es la protonterapia el futuro de las terapias en oncología? La respuesta es no según los expertos, que advierten de que sólo sirve para tratar el 1% de los tumores.

El caso del pequeño Ashya King, de cinco años y con un tumor cerebral, cuyos padres burlaron durante unas horas a la justicia inglesa no para de dar que hablar. La familia lo sacó del hospital de Southampton en el que recibía tratamiento para acudir a España y vender un piso que tienen en la Costa del Sol para así hacer frente a una terapia experimental en la República Checa, que se ha ofrecido a tratarle. Se trata de la protonterapia, que libera toda la energía de golpe y administra de forma homogénea la radiación, por lo que el tejido sano recibe una dosis menor de estos rayos.

Esto es lo que fundamentalmente la diferencia de la radioterapia habitual, en la que en vez de protones se emplean fotones. Estas lesionan el tumor pero también atraviesan los tejidos sanos, lo que los daña. Los padres de Ashya adujeron que de darle este tratamiento su hijo se quedaría en estado vegetal, motivo por el que pidieron que se le dé terapia de protones.

El jefe del departamento de Oncología de Quirón Málaga, Antonio Ortega, recuerda que el cáncer infantil tiene una tasa de supervivencia del 80%, por lo que considera que no hay que alarmar ni que ir más allá de lo que los profesionales vean conveniente: cirugía, quimioterapia y radioterapia.

De hecho, admite que la terapia de protones -que aún no se da en España a causa del elevado coste de las máquinas- no sirve a todos los tipos de tumores y se halla en fase experimental. Es más, según el oncólogo clínico, los protones deben actuar ante tumores sólidos y que no han sido extirpados, por lo que sólo serían candidatos aquellos muy complejos, irregulares y de difícil acceso.

No sería el caso del niño británico, pues el tumor que padece en el cerebelo, un meduloblastoma, ya le fue extirpado, por lo que lo más conveniente para su recuperación son los tratamientos convencionales. «La protonterapia es un arma terapéutica más pero que está muy limitada a tumores muy concretos y determinados. No es el tratamiento estándar por la evidencia y los ensayos científicos», recuerda. Según Ortega, las NCCN -las guías americanas de oncología-apenas incluyen este tratamiento en sus recomendaciones.

En el caso de la oncología pediátrica, el tumor cerebral de Ashya King tiene peor pervivencia en niños menores de tres años y si está diseminado. Es el más común de los cánceres infantiles -por detrás de la leucemia-.

«La terapia de protones no es la panacea. Hay estudios que evidencian que en cáncer de próstata tiene efectos secundarios como la radioterapia o incluso peores», recuerda el jefe de Oncología de Quirón Málaga, que lamenta que estos días puedan estar creándose falsas esperanzas en pacientes o familiares a raíz de este caso.

Segunda opinión. Y es que para el doctor la decisión del médico inglés es clave. «Si lo ha visto así por algo será, la decisión siempre la tiene que tomar el profesional, hay que confiar en lo que el cirujano establece», señala, por lo que cree que en este caso lo más adecuado habría sido pedir una segunda opinión, pues en Inglaterra sí hay centros médicos que ofrecen la novedosa terapia.

No obstante, el médico reconoce que la desesperación puede haber llevado a los padres de Ashya a tomar esta decisión, por miedo o desconocimiento, aunque recuerda que los médicos europeos se guían por las recomendaciones de las sociedades científicas.

Preguntado sobre la posibilidad de que España cuente con uno de estos centros, el doctor afirma que sería un gran logro para la sanidad de nuestro país, pues ha habido casos que la Seguridad Social ha enviado el extranjero. «Ojalá se pueda implantar aquí, pero el coste es de 200 millones y la situación económica no es muy propicia», dice, al tiempo que recuerda que hace unos años se presentó un proyecto en Valencia que finalmente se descartó por motivos económicos.