El Oasis of the seas hizo ayer escala en Málaga. La importancia de este hecho se mide por ser el crucero de lo superlativo. El más grande, el que tiene la piscina más profunda embarcada, el que ofrece la mayor capacidad de transporte de cruceristas, el único que dispone de 12.000 plantas naturales y 7.000 obras de arte. Las cifras y las medidas marean. Es el rey de los cruceros. Los adjetivos se quedan cortos para describir el tamaño y servicios que ofrece. Ya no se puede hablar de un hotel flotante, sino de una pequeña ciudad flotante. Sus más de 8.500 personas alojadas en el interior, entre pasaje y tripulación, equivalen al censo de Archidona. Y el interior del buque no desmerece el apelativo de ciudad flotante, con calles comerciales, jardines, teatros, cines, gimnasio, spa, guardería y un largo etcétera de servicios.

Su llegada a Málaga sitúa a la ciudad en el mapa del sector de cruceros. Es la primera vez que este buque opera en Europa en sus cuatro años de vida y el puerto de Málaga ha sido el primero que ha tocado procedente del Caribe. Salió de Fort Lauderdale (Miami) el pasado 1 de septiembre y Málaga es el primer puerto en el que atraca tras diez días de travesía. Y el primero de Europa en su historia. No será la última vez que venga este buque. Volverá a Málaga el 25 de septiembre, después de realizar tres viajes con base en Barcelona. Esta segunda visita a Málaga se aprovechará para embarcar a 200 pasajeros, en una operativa inédita para la ciudad. Desde ahí saldrá a Rotterdam.

Pero esta escala ha sido algo más que la llegada de un buque. Ha inundado Málaga de turistas en una misma jornada, en la que además ha coincidido con 1.200 cruceristas del Oceania, que atracó en el dique de Levante.

La mayor parte de los 6.000 cruceristas del Oasis of the seas que salió del barco se quedó en la ciudad, aunque también se ofrecieron visitas a la Alhambra, Marbella, Mijas y las Cuevas de Nerja. Dentro de la ciudad, las opciones fueron varias, como un recorrido gastronómico, visitas a Gibralfaro y el Museo Picasso, o una excursión de corte botánico con estancia en La Concepción.

El movimiento generado por esta afluencia de turistas se cifró en unos 400.000 euros en una escala de 12 horas, teniendo en cuenta que gran parte de la tripulación tenía permiso y desembarcó en la ciudad para realizar compras. Además, tras 10 días embarcados, muchos pasajeros aprovecharon para estirar las piernas y acceder a una oferta gastronómica y comercial diferente del Oasis of the seas.

Un paseo por el barco. El Oasis of the seas es un canto de la ingeniería a lo espectacular, a lo grande, a la totalidad. La escala humana, sin embargo, se mantiene en todo momento. Lo que se pierde es la concepción de barco. Llega un momento en que el pasajero olvida que navega por el mar. Hay una calle con comercios y restaurantes entre frondosas plantas, otra vía comercial que forma la espina dorsal del barco y que cuenta con un establecimiento de Starbucks, una tienda de cupcakes, un bar de champán, una tienda de ropa, un bar-ascensor que se mueve entre las cubiertas 5 y 8 y muchos locales más con una amplia variedad de oferta.

Cintia, una de las responsables del entretenimiento dentro del Oasis of the seas, señala: «Es más fácil decir qué no hay en el barco que lo que hay, todos encuentran algo que les gusta». Cintia da además la clave del éxito de este tipo de cruceros, como es la oferta de ocio. Hay un teatro al aire libre para espectáculos acuáticos, otro teatro con un aforo para más de 2.000 personas donde se ofrecen dos sesiones diarias de espectáculos, un cine en 3D, talleres que van desde aprender origami o baile hasta formas de doblar servilletas o cocinar un cupcake. La imaginación no tiene límites como parece que no los encuentra el propio barco.

El paseo por el interior lleva al crucerista a sorprenderse con un tiovivo en el Boardwalk, donde también hay una máquina de Zoltar para leer el futuro, ese icono rescatado por la película Big. En el Royal Promenade, la calle comercial, hay un coche de los años 30; un poco más lejos, una tirolina; pero en las cubiertas superiores hay 10 jacuzzis, una pista de minigolf, otra de baloncesto, cuatro piscinas, una pared para escalada y un simulador de ola para surf. Y la oferta sigue con 24 restaurantes, spa, gimnasio... «Muchos pasajeros se van sin haber probado todo», apunta Cintia. Ni en un paseo da tiempo a verlo siquiera de pasada.

El barco gemelo del Oasis of the seas hará escala en 2015. La directora general de Royal Caribbean en España, Belén Wangüemert, destacó la apuesta por Málaga de esta naviera al elegirla como primera escala en Europa del Oasis of the seas y anunciar que en 2015 se vivirán dos nuevas escalas, pero esta vez de su hermano gemelo, el Allure of the seas, que llegará en mayo para operar en el Mediterráneo hasta octubre, cuando volverá al Caribe.

Wangüemert recalcó el éxito que ha tenido el traslado de estos buques, los más grandes del mundo, a Europa, resaltando que el 20% del pasaje que se ha contratado es de clientes españoles para este año. «Ha tenido mucho éxito en esta temporada, que será corta, pero tenemos muchas expectativas para 2015», apuntó la directora general de Royal Caribbean en España, quien aseguró que este año se cerrará con buenas cifras «en rentabilidad» de los barcos.

El presidente de la Autoridad Portuaria, Paulino Plata, que dio la bienvenida al barco en su primera escala en Málaga acompañado del alcalde, Francisco de la Torre, quiso resaltar las buenas relaciones con esta naviera, a la que invitó a retomar la elección de Málaga como puerto base para sus salidas, aprovechando las buenas conexiones del aeropuerto.

Plata, además, adelantó que tienen muy avanzadas las negociaciones con Royal Caribbean para que la naviera entre en el accionariado de Cruceros Málaga, que es la empresa que gestiona las terminales del puerto. El puerto tiene a la venta su 20% del accionariado de Cruceros Málaga.