­La sanidad malagueña comienza, poco a poco, a recobrar la normalidad. La incorporación paulatina de los profesionales a los centros sanitarios después del periodo estival ya se nota y, por tanto, está empezando a recuperarse el ritmo con la apertura de quirófanos y de consultas que habían quedado clausuradas la mitad de julio, agosto y la primera quincena de septiembre.

Pero la vuelta a la rutina conlleva también un mayor número de asistencia e intervenciones programadas lo que, a juicio de los principales sindicatos de la provincia, llevará a la sobrecarga de los profesionales y a la saturación en las listas de espera, amén de un empeoramiento de la asistencia.

Según CCOO la situación es «más de lo mismo». El responsable de sanidad en este sindicato, Rafael González, admite que no se atisban grandes cambios en los próximos meses. «Las perspectivas de casi tres años de recortes y deterioro de la asistencia va a continuar, aunque ojalá me equivoque», señaló, al tiempo que recordó que el anuncio hace unos días de la Junta de Andalucía de renovar a los profesionales que están al 75% con contratos al 100% tiene truco. «Eso cuesta 56 millones de euros, pero no van a aumentar el presupuesto del SAS, ¿cómo lo van a hacer, recortando de otro lado?», se preguntó. Igual piensa su homólogo en UGT, Ramón Sánchez Garrido, que no sabe cómo van a articular las contrataciones sin un aumento de presupuesto. Aunque se mostró cauto, espera que el anuncio del Gobierno andaluz se cumpla y que tanto esta como otras medidas afecten a todos los trabajadores sin excepción. «Desde el que tiene más cargo al que tiene menos», indicó.

Desde CSIF, Antonio Osorio es más crítico con la situación. «Tenemos una sanidad de bajo coste, cada vez hay menos calidad por todos los recortes y no se vislumbra ninguna mejoría», destacó. El sindicalista advirtió de que en los centros de salud se han asumido cupos de pacientes muy superiores a los recomendados y que en los hospitales el déficit de camas es cada vez mayor. «Si antes de la crisis decíamos que Málaga tenía un déficit de 1.000 camas ahora podemos decir que es de 1.500», señaló. Además, advirtió de que las listas de espera cada vez se elevan más aunque el decreto de la Junta no lo recoja. «Ha sido un verano desastroso y lo peor es que no parece que esto vaya a mejorar», apuntó.

El secretario provincial del sindicato de enfermería Satse, Eugenio Pérez, manifestó su desazón por la situación vivida por los profesionales en los meses de verano.

«En Atención Primaria se han visto desbordados porque no ha habido sustituciones ni cobertura de plazas y en los hospitales se ha pasado de que en un servicio se pase de siete a tres personas. Eso pone en riesgo la asistencia de los pacientes pero también la salud laboral y profesional de los trabajadores».

Según Pérez, el verano ha sido malo y el otoño se presenta igual. «La misma política cicatera y de recortes, hay trabajadores que tienen contratos de 96 horas y están haciendo 130 sin que se les pague», lamentó. Por eso, considera que la situación de la sanidad malagueña es de pronóstico reservado. Sus compañeros la ven en la UCI.