­Hay libros que no dan más de sí y no son capaces de soportar otro año de indulto. Muchos manuales que han recibido los alumnos malagueños que acaban de comenzar el curso son de sexta generación y han pasado ya por cinco mochilas distintas. Los centros educativos, que pueden sustituir hasta el 10% de los libros de texto, los que se encuentran más deteriorados, no dan a basto. Ni siquiera parece suficiente el aumento de la inversión prevista por la Junta, consciente de que seis años son muchos para la vida de un libro que es usado a diario por menores. Efectivamente, la Consejería de Educación mantiene el programa de gratuidad de libros

de texto, pero en unas condiciones muy distintas a cuando fue puesto en marcha en 2005.

La Junta, una vez más, echa la culpa al ministro Wert. Según explica, aún no está desarrollada por completo la Lomce, previa al desarrollo de la normativa autonómica, que establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes en los distintos niveles educativos, de ahí que haya optado, un año más, por mantener los mismos libros, a pesar de que la ley establece que se renueven cada cuatro años. Si el curso será de transición, que transitoriamente se mantengan los mismos libros.

La Junta, además, no esconde sus problemas de liquidez y sostiene que en estos tiempos es necesario aplicar un «principio de prudencia y seguir criterios de optimización de los recursos públicos».

Pese a ello, y en previsión de que los libros no iban a estar aptos para el estudio en muchos casos, sobre todo en los de cuarto de la ESO, ya había elevado al 33% la cantidad destinada a la reposición de estos manuales, que son los que cuentan con una vida más longeva.

Este año, 169.266 alumnos de Primaria y Secundaria Obligatoria que estudian en centros sostenidos con fondos públicos seguirán beneficiándose del programa de gratuidad. La inversión de la Junta en la provincia de Málaga alcanza los 8,3 millones de euros. Son más escolares y mayor la partida presupuestada. Pero no parece suficiente.

Este programa venía siendo cofinanciado por el Ministerio de Educación. Sin embargo, las aportaciones económicas del Gobierno central han venido descendiendo durante los dos últimos años, hasta anularlas por completo. Así que la Consejería asume en solitario toda la inversión. De hecho, Andalucía es, junto a Navarra, la única comunidad autónoma que sigue dando libros gratis.

La gratuidad de los libros de texto está recogida en el Plan de apoyo a las familias de Andalucía y se ha configurado como un nuevo derecho de los andaluces, recogido en el Estatuto de Autonomía. Pretende también contribuir al principio de igualdad de oportunidades y enseñar a los alumnos a cuidar de sus materiales. Pero aunque los escolares no los maltraten, el uso diario de estos libros durante tanto tiempo hace que la gran mayoría lleguen desencuadernados, con las pastas rotas y que les falten páginas.

Los profesores aseguran que esto genera una gran desmotivación entre el alumnado, una gran desilusión el primer día de clase, ya que no pueden estrenar libros. Además, modifica radicalmente la forma de dar clases y las técnicas de estudio habitualmente utilizadas, ya que los libros no se pueden ni subrayar ni puntear.

La Junta sólo ha cambiado los libros de los alumnos más pequeños de Primaria, los de primero y segundo, como hace todos los años, ya que se trata de material fungible, es decir, en el que los niños escriben, pintan y colorean, y no pueden ser reutilizados.