­La vida en 2014 no tiene nada que ver con la de hace solo medio siglo. La sociedad malagueña tampoco. Si bien mayoritariamente se declara católica, como pasa en el resto de España, cada vez son menos los que practican la religión y van a misa los domingos. Los templos no presentan su mejor entrada. La falta de sacerdotes, por la crisis de vocaciones, y hasta de feligresía, en algunos casos, empuja al Obispado a iniciar un proceso de fusión de parroquias, que ha empezado con la basílica de la Victoria y San Lázaro.

La crisis también ha afectado a la Iglesia, que de alguna manera así también recorta gastos y hace «más práctica» la organización de sus parroquias, según las palabras de Rafael Pérez Pallarés, portavoz del Obispado. Esta «reunificación de unidades pastorales» como así lo llama, mantiene no obstante la identidad jurídica de cada templo. Es decir, que cada parroquia seguirá siendo una parroquia y no se anulará ninguna. «El Obispado, por tanto, niega que la parroquia de San Lázaro vaya a desaparecer como tal», advirtió Pallarés, desmintiendo así los rumores que desde hace días circulan por el barrio de la Victoria.

El pasado 14 de septiembre, durante una ceremonia religiosa celebrada en la iglesia de la Patrona, tomaban posesión de sus cargos los nuevos párrocos de la Victoria y San Lázaro, Antonio Coronado y Guillermo Tejero. Párrocos in solidum, es decir, que ambos sacerdotes tienen la misma autoridad en las dos feligresías. El canon 517 del Derecho Canónico prevé esta posibilidad como pastores «a modo solidario» para la gestión de una o más parroquias. Fue el primer paso para fusionarlas, circunstancia favorecida por la cercanía de ambas.

Pallarés señala que en la diócesis existe un continuo análisis de la situación de las parroquias y que estas decisiones las toma el obispo, de forma colegiada con el consejo de arciprestes y el consejo episcopal. Y en este sentido, «hay una tendencia a ir reunificando unidades pastorales», explicó el delegado diocesano de medios de comunicación social.

El consejo parroquial de ambas será uno solo. Los catequistas también serán comunes. Y los horarios de misa se establecerán de forma coordinada, para no solapar las celebraciones litúrgicas. Son algunas de las medidas que a partir de ahora comenzarán a aplicarse en estas dos parroquias, que reciben un impulso decisivo de las cofradías establecidas canónicamente en ellas, y que pese a todo, gozan de vitalidad pastoral. No en vano, en ellas se preparan para recibir la primera comunión unos 160 niños (un centenar en San Lázaro) y la Victoria es uno de los templos más solicitados por las parejas de novios para contraer matrimonio.

Según ha podido saber La Opinión de Málaga, si bien el Obispado piensa respetar la identidad jurídica de San Lázaro, una parroquia histórica, después de más de dos siglos siéndolo, pese a todo, ésta podría verse perjudicada. Sólo hay previsto que celebre una misa durante los días de diario, en concreto en la tarde de los miércoles. Las eucaristías de los fines de semana también se van a ver reducidas. Y el despacho de los párrocos estará en la Victoria.

Los seglares de ambas parroquias también van a ver cómo sus condiciones laborales van a cambiar, reduciendo el contrato de uno de ellos a media jornada y otro podría ser trasladado como conserje al colegio Cardenal Herrera Oria. Además, el próximo verano hay previstas obras para reformar las dependencias parroquiales en el Santuario, que podrían ser el anticipo de que San Lázaro, definitivamente, perdiera sus atribuciones parroquiales, aunque Pallarés insiste en que la intención del Obispado no es suprimir parroquias, sino unificarlas «por cuestiones prácticas».

En la diócesis existen antecedentes similares. En Melilla, en el año 2002, ya se llevó a cabo la fusión de las iglesias de la Asunción y San Francisco Javier, recuerda Rafael Pérez Pallarés. Y en la década de los años 90, a través de un decreto episcopal, se suprimieron las parroquias de La Luz y Bonaire para constituir una única parroquia, la de María Madre de Dios, en el nuevo templo construido en la zona.

En los últimos nombramientos del obispo, Jesús Catalá, también ha nombrado a Manuel Márquez y José Planas párrocos in solidum. Se encargan ya de gobernar las feligresías del Pilar y Nuestra Señora de los Ángeles, en el barrio de Miraflores.