A estas alturas todo el mundo sabe quien es Pedro García Aguado. Tras varias temporadas al frente de Hermano Mayor ayudando a jóvenes con problemas a retomar su vida y sus relaciones familiares, ayer recaló en Málaga para dar una charla a 900 alumnos de toda Andalucía. El objetivo: complementar su educación en valores dotándoles de herramientas emocionales.

Se ha convertido en referente de superación gracias al programa Hermano Mayor. ¿En que ha consistido el acto de Málaga?

El acto Kliquers tiene que ver con diferentes tipo de comportamiento: el pasivo, el agresivo y el asertivo con sketches, aunque aparte yo les hablo de mi experiencia como waterpolista de élite. La televisión me ha impulsado y que ellos me tengan como una persona cercana es increíble. Cuando han entrado al auditorio me he quedado sorprendido del poder de convocatoria... ¡Mira que es difícil tener a tantos chicos callados! Pero yo no les digo lo que tienen que hacer, les digo «cuidado, todo en esta vida tiene consecuencias». Les explico que yo, pese a los campeonatos y los éxitos no evité la enfermedad, pero les digo que, pese a todo, se puede salir. Los valores del deporte me ayudaron a ir hacia adelante.

Tras varias temporadas en el programa, ¿cuáles cree que son los principales problemas de los jóvenes?

Pienso que la juventud tiene los mismos problemas que nosotros tuvimos cuando éramos jóvenes. A dónde pertenezco, qué será de mi vida, esa intensidad de vivir las cosas de manera desmesurada... El problema es que parte de la juventud adolece de saber manejar la frustración y enfrentarse a la adversidad. Ellos no tienen la culpa, es de los mayores. Hay que saber explicarles que por mucho que se quiera a un hijo las cosas no van a ir siempre como él quiera. Muchos no saben manejar esto y lo hacen a través de pataletas.

Como dice la frase hecha, el arbolito, ¿desde chiquitito?

Sí. En mi libro y de Francisco Castaño «Aprender a educar. Evitar el mal comportamiento y el fracaso escolar», ponemos todos los ejemplos, cómo no se deberían hacer las cosas para que nuestros hijos no sean infelices. Uno de los más importantes es saber poner las normas y límites desde pequeñitos, cómo eso nos va a enseñar a manejar la adversidad y las frustraciones de manera equilibrada. Esto es importante hacerlo desde los cero y hasta los doce años. Luego en la adolescencia será rebelde, hay varios tipos, la equilibrada y la desequilibrada. En el programa no puedo sacar a menores, pero al despacho llegan niños de 16, 14 o hasta diez años. Los padres lo hacemos lo mejor que sabemos, pero no sabemos hacernos con las riendas.

¿Están los padres dejando demasiado de lado la educación de sus hijos y responsabilizando, por tanto, a sus profesores?

Por lanzar una lanza a favor de los padres, es cierto que la sociedad les exige trabajar más, ahora los dos tienen que trabajar fuera de casa... Y es cierto que ellos dan la responsabilidad de educar al colegio. Como tienen poco tiempo, se sienten culpables por estar poco y les es más difícil. Aún así hay que poner normas y límites porque al final acabas consintiendo porque te sientes culpable, decir que «no» de vez en cuando no traumatiza a nadie. Dejamos la educación a los colegios, pero después juzgamos si lo han hecho bien o mal. Como en esos casos en los que ha habido padres que han increpado a profesores... Les hemos desautorizado absolutamente, con lo cual les damos educación pero no autoridad, eso genera que los niños no sepan diferenciar. Al final ellos hacen lo que ven, en la medida de lo posible los padres debemos ser un buen referente. Todo en la vida tiene consecuencias. Si haces las cosas bien, tendrás consecuencias agradables y, si no, desagradables.

Muchos de los casos que salen en su programa son de familias desestructuradas. ¿En qué medida sufre un hijo por una separación?

En Hermano Mayor hemos sacado muchas familias con separaciones mal llevadas, pero en familias estructuradas también hay situaciones de tiranía. Influye en cómo se lleva. Si se lleva utilizando al hijo como moneda de cambio, hablando mal uno del otro, intentando quedarse con los hijos para hacer daño a la otra persona... Los niños lo verán y las relaciones que tengan no serán agradables. Las separaciones mal llevadas afectan mucho a la seguridad de los chicos, suelen tener falta de autoestima porque han sido incapaces de crearla.

¿Y qué opina de la figura del «padre-amigo»?

Es una figura que juzgaría duramente. Tú no puedes ser amigo de tu hijo. Puedes ser su confidente, su asesor u orientador, pero no te puedes poner a su nivel porque entre amigos te aconsejas pero no te pones límites. Un padre tiene que ser un referente, como dice el juez de Menores de Granada Emilio Calatayud, «si soy amigo de mi hijo, le dejo huérfano». Si eres su amigo no mandas, porque no tienes ganas de ponerle límites o normas. Para mí esta figura es la más cómoda, pero lamentablemente genera tiranía hacia los padres, porque si son mis colegas y no tengo a nadie por encima, ¿a quién hago caso? Si mi padre es mi colega, el profesor ni te digo. La persona mayor que tiene más experiencia desaparece en el momento en que se hacen amigos. No está la cosa para ir dejando a los hijos huérfanos, en casa tiene que haber roles. Puede que antes hubiera padres autoritarios, pero no han sido malos roles, quizás esos hijos ahora no lo sean tanto. No hay que pasar a extremos como la permisividad a tope.

Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los jóvenes hoy día es a la facilidad de acceder a las drogas. ¿Cómo se puede evitar ese coqueteo?

Es una pelea difícil porque cada vez está socialmente más aceptado que no pasa nada por un canutito. Y sí pasa, crea adicción y esquizofrenia. La tolerancia tiene que ser cero con las drogas ilegales y legales porque el cerebro no termina de desarrollarse hasta los 21 años, por lo que toda agresión puede derivar en todo tipo de conductas. En casa tiene que haber unas normas, no minimicemos los riesgos.

¿Y qué opina de la adicción a las nuevas tecnologías?

El problema de las adicciones no químicas -juegos online, internet, redes sociales- es que las tienes en el salón de casa. Su comportamiento es el mismo que el de un adicto a las drogas químicas. Este año tuvimos un caso en Hermano Mayor. El síndrome de abstinencia que tuvo cuando le quité el ordenador, su ansiedad, su enfado y comportamiento fue igual que el de un adicto a las drogas. Dependencia, mentiras y minimizando como el que bebe mucho. El patrón es exactamente el mismo, en el juego online consigue ser un personaje que en la vida real no es capaz de ser. En cuanto al teléfono móvil te digo lo que hago yo: A mis dos hijas se lo quito para comer, pero también me lo quito yo. A los cinco minutos me dicen que se aburren, el móvil ha desarrollado esa falta de hacer otras cosas. En casa de mis padres, si sonaba el teléfono a las 2 mis hermanas y yo pensábamos: que no sea para mí. No saben aburrirse ni estar sin comunicarse o decirse tonterías, les da seguridad. Ahora todo se hace a través del móvil, el problema lo tenemos los adultos que no les enseñamos a usarlo: le damos el teléfono para que te dejen ver el partido o te puedas tomar un café con tus amigas. Somos muy responsables de abocarles a esto.

¿Alguna vez pensó que sería un referente de inteligencia emocional y de apoyo a jóvenes «descarriados»?

Nunca pensé en llegar a convertirme en un icono, no lo había planificado. Es cierto que cuando me recuperé y en el centro de rehabilitación contaba mi testimonio vi que se me daba bien y que disfrutaba haciéndolo. Si puedo ayudar a otros a tener una calidad de vida mejor y a saber manejar las emociones, es mi mejor legado. Nunca había pensado en convertirme en esto, yo no soy técnico de nada, pero es cierto que cuando lo hago disfruto y me siento feliz.