­Cuenta con 20 años de experiencia. Su trabajo como sexóloga le ha permitido ser testigo de la transición entre la «España del sonrojo», hacia una juventud que ha descubierto en el intercambio de imágenes íntimas una nueva forma de sentirse mayor. «Los jóvenes se mandan material erótico y prácticamente se aseguran mantener relaciones sexuales en la primera cinta», relata.

Internet es una plataforma enorme para difundir material pornográfico. ¿Esto ha banalizado las relaciones sexuales entre los jóvenes?

Seguramente. Una de las cosas más importantes es que han aprendido a coger citas a través de internet. Les es más fácil conocer a alguien, donde parece que el sexo va a estar prácticamente garantizado en la primera cita porque previamente ya se han enviado material de contenido sexual a través de los móviles.

Para muchos una nueva forma de degradación moral, ¿es el sexting un trastorno o es una nueva forma de cultura juvenil como lo pudo ser la Bravo en su momento?

Yo lo llamo una moda peligrosa entre los adolescentes. La presión social juega un papel fundamental en el sexting. Los jóvenes piensan que van a ser aceptados en su grupo social. Si no participas en esto te consideran como una especie de tontillo. Yo tengo muchos casos, en los que los jóvenes son conscientes de los riesgos, pero a pesar de todo, entran en el juego. Luego está la inseguridad. No les permite ver los riesgos, y una vez que compartes una imagen, ya es tarde. Muchas veces se arrepienten al instante porque saben que quizá no deberían de haber mandado esa foto.

¿Cuáles son los principales problemas que pueden surgir si los adolescentes practican sexting entre ellos?

Hay un riesgo de salud mental tremendo si esa foto se utiliza como arma para acosar a alguien. Hay casos en los que se crean grupos en Whatsapp, solo para machacar a una persona. En Estados Unidos ya ha habido casos de suicidios, y aquí corremos el riesgo.

Tema privacidad, ¿hasta qué punto deberían los padres controlar los móviles de sus hijos´

Siempre les digo a los padres que no pasa nada porque le controlen el móvil, si eso sirve para descubrir una conducta inadecuada. Ellos tienen la obligación de concienciar a sus hijos.