­Ana tiene hoy 33 años y es autónoma. Dirigir tu propia empresa en España, país de burócratas y vuelva usted mañana, no es ninguna bicoca. Ahora tiene un niño de seis meses. «Ser autónoma y ser madre en este país es muy duro»,confirma Ana. A pesar de ello, luce una amplia sonrisa. Cuando habla de su día a día se le ilumina la cara. Le gusta su trabajo porque cree en lo que hace. «Siempre he sido muy abierta. Eso me ha permitido conocer a muchas personas durante mis estancias en el extranjero. Con muchos de ellos trabajo ahora», recuerda Ana sus pasos por Suiza, Bélgica e Inglaterra. Tiene aparencia de mundo porque es una mujer de mundo. Siempre ha viajado, se ha hecho a sí misma. «Self made», como se diría en la jerga empresarial.

Durante los últimos siete años, una oficina situada en la céntrica Alameda de Colón ha sido su hogar. Desde aquí pasaba las horas tejiendo una red de contactos. Ahora es una telaraña que abarca todo el globo. Envía a jóvenes de Málaga a todos los rincones de Europa, a Estados Unidos y a Asia. Principalmente, para realizar prácticas en empresas extranjeras del sector hotelero. Su empresa European Institute for Teaching Research (EIT&R) tiene acuerdos de colaboración con las grandes cadenas que se reparten el pastel: Marriott, NH, Hilton... Pero también con empresas familiares que pueden ofrecerle la primera experiencia laboral a jóvenes que aquí sólo se topan con puertas cerradas.

Madurar y adquirir experiencia

Hace siete años vio un tren al que ahora se quiere subir todo el mundo. Ana estaba convencida de que el futuro de la formación pasaba por una estancia prolongada en el extranjero. El proceso de maduración te llega a bofetadas lejos del socaire maternal. En España nunca hubo mucha prisa por salir del hogar familiar. Las madres estándar desaconsejaban a sus hijos compulsivamente que se fueran demasiado lejos.

Hoy son ellas las que llegan a la oficina de Ana con sus hijos bajo el brazo. La maquinaria de la globalización y la crisis han creado un caldo de cultivo propenso para buscar oportunidades lejos de casa. «En los últimos siete años he notado un cambio enorme. Ahora los jóvenes son conscientes de que se tienen que ir fuera para ampliar horizontes». Las empresas de intermediación se han multiplicado como panes. Pero Ana lo supo ver mucho antes que los demás. Con sólo 25 años creó su propia empresa. Ahora da trabajo a cuatro personas. Han sido siete años de 24 horas al día, y 7 días a la semana de dedicación. Aunque ahora apague el móvil los viernes por la tarde para desconectar.

Diplomada en Turismo, trabajó en una oficina de información turística. Pronto los escasísimos metros cuadrados de su caseta se le quedaron más pequeños que el raquítico sueldo. Soñaba con la Grand-Place de Bruselas y los infinitos rascacielos de Shanghai. Hoy es ella la que envía a los jóvenes a estos lugares. ¿Pero cuál es el perfil principal que busca esta EIT&R? «Jóvenes que estudian, o han estudiado algo relacionado con turismo o idiomas, y estén motivados en adquirir experiencia laboral, conocer a gente y nuevas culturas», explica Ana. La empresa se ha ido expandiendo con los años. Ahora también ofrece cursos de inmersión lingüística y programas de au Pair. EIT&R se ha convertido en el aula de idiomas del Ilustre Colegio Oficial de Médicos en la provincia.

Los interesados sólo tienen que llegarse a las oficinas de EIT&R, donde se trazará un perfil de cada candidato para ver en cuál de las numerosas ofertas podrían encajar. Una pequeña entrevista personal y un test de inglés sirven para determinar el nivel. También son un rasero para prescindir de gente que no sería válida. Porque lo que se ofrece son unas prácticas en una relación laboral de al menos tres meses. Siempre remuneradas. Muchos son los que encuentran su trabajo definitivo fuera de España y deciden no volver.

El programa también incluye un tutor personalizado. Ana ofrece ante todo seriedad. Atiende incluso por whatsapp. Como si de una madre se tratara, intenta solucionar cualquier tipo de problema que pueda surgir durante la estancia.