El equipo de gobierno del PP se bastó y sobró para aprobar el presupuesto del Ayuntamiento de Málaga para 2015, en un pleno que volvió a mostrar la falta de sintonía entre la oposición y el PP. Ni enmiendas ni coincidencias. El enfrentamiento por las cuentas de la ciudad se saldó con dos bandos irreconciliables, que ante la cercanía de las elecciones están más interesados en resaltar las diferencias. Por un lado la mayoría absoluta del PP defendiendo un presupuesto que baja los impuestos, sube la inversión y apuesta por proyectos como el Centro Pompidou y el Museo de Arte Ruso. Enfrente, la oposición, que se opuso en bloque a la lectura popular del presupuesto, que fue tachado de «irreal», fomentar «una ciudad de maqueta» y estar alejado de «los más necesitados» con proyectos que «no son productivos».

La concejala de Economía y Hacienda, María del Mar Martín Rojo, fue la encargada de defender el presupuesto para 2015, poniendo de relieve sus fortalezas, como la bajada de impuestos, en especial del IBI un 1,1% gracias a la actualización del valor catastral para adaptar el valor de las vivienda al valor actual de mercado. Además, defendió el incremento de la inversión y la apuesta social con la construcción de 380 VPO, la reserva de 66 millones en ayudas directas en los servicios sociales y 19 millones para la creación de empleo y empresas.

Martín Rojo se escudó también en la falta de apoyo financiero de la Junta, para justificar los limitados recursos disponible. De hecho, la crítica a la Junta de Andalucía fue uno de sus argumentos como contraste para defender la gestión municipal.

El PSOE e IU, así como el concejal no adscrito Carlos Hernández Pezzi, no compartieron el análisis del equipo de gobierno. Mientras Martín Rojo insistía en un presupuesto pensado para la recuperación, apoyada en datos del Colegio de Economistas de un crecimiento previsto del PIB de la ciudad de un 2% en 2015, la oposición lo tachaba de irreal y de olvidarse de los muchos malagueños en paro o sin recursos.

El incremento de la partida de cursos, reuniones y conferencias en 1,5 millones, del dinero destinado a los estudios técnicos en 3,5 millones o los sueldos de los directivos fueron algunos de los ejes de las críticas. Pero no se quedaron ahí.

La portavoz del PSOE, María Gámez, criticó que haya gerentes municipales que ganen «dos o tres veces más que el presidente del Gobierno o alcalde» o la falta de inversión en el patrimonio municipal, poniendo como ejemplo que el gasto en protocolo es 200.000 euros superior al mantenimiento de los colegios. «El gasto social, la inversión productiva o la mejora de los barrios no es una prioridad», aseguró Gámez, quien lamentó que el PP «no quiera que la realidad le estropee un bonito presupuesto». Así, afirmó que ha sacrificado «las necesidades de la ciudad por inaugurar dos museos».

El portavoz de IU, Eduardo Zorrilla, coincidió en parte de las críticas, poniendo el acento en «el afán electoralista» y en apostar por «proyectos estrellas» en vez de atender las necesidades de los malagueños. De hecho, subrayó que gran parte de la deuda municipal que lastra las cuentas no es achacable a inversiones sociales o mejora del equipamiento público «sino a proyectos faraónicos fallidos». Zorrilla quiso incidir en este punto al destacar que lo que se paga a los bancos por la deuda, unos 70 millones de euros, es un 18% más que el dinero destinado a inversión y cuatro millones más que el gasto social.

El grupo municipal presentó varias enmiendas, que se rechazaron, para aumentar la transparencia en las cuentas y disminuir el gasto en personal directivo.

El concejal no adscrito Carlos Hernández Pezzi lamentó la oportunidad perdida por cambiar el modelo productivo de la ciudad y advirtió de que parte de una idea de recuperación que no es real.