­Los profesores están cansados de que la Administración educativa desconfíe de ellos. Que los meta a todos en el mismo saco y que penalice a justos por pecadores. La publicación en julio de 2012 de un Real Decreto y su adaptación en Andalucía genera inquietud e indignación entre los docentes, ya que ven modificadas sus prestaciones económicas cuando están enfermos y causan baja. La mayoría van a clase a pesar de tener fiebre, un brazo escayolado o incluso tener que usar muletas para poder caminar. Y todo, para no perder parte de su sueldo, ya maltrecho por otros recortes.

Durante los tres primeros días de baja, el profesor deja de ingresar un 50% de su sueldo. Entre el cuarto y el vigésimo día de ausencia, pierde el 25%, correspondiente a esos días sin ir trabajar. Sólo cobraría el 100% a partir del vigésimo primer día sin ir a clase. Los sindicatos, en su totalidad, los mismos que mañana concurren a las elecciones a la junta de personal docente de la enseñanza pública, critican y rechazan esta normativa sobre incapacidades laborales. Exigen, y así lo llevan en sus programas, que la Junta elimine esta norma que hace que los profesores sean penalizados económicamente por enfermar.

CSIF, además, va un poco más allá e insiste en que la Junta amplíe el catálogo de enfermedades profesionales. Critica que la Administración infravalora las enfermedades que sufren los docentes. Además de apostar por un mejor funcionamiento de la prevención de riesgos laborales, CSIF insiste en añadir patologías que hagan más difícil el desarrollo de la actividad laboral de los trabajadores.

Ramoni Ruiz, presidenta de Enseñanza de este sindicato en Málaga, explica que únicamente se considera enfermedad laboral los pólipos en la garganta, pero habla del riesgo de los profesores de Química al estar en contacto con productos que son tóxicos, de las lesiones que pueden sufrir los docentes de algunos ciclos formativos de FP, como talleres, pero también de enfermedades infecto contagiosas o de la espalda, que padecen muchos maestros de Infantil.

«Nos parece un atropello lo que está pasando», asegura Ruiz. «Los profesores trabajamos con niños y adolescentes y estamos muy expuestos a contraer enfermedades. Esta norma genera desconfianza en el sector, y no llego a entender la mala imagen que tienen los profesores cuando la gran mayoría se vuelca en su trabajo con gran responsabilidad», asegura Ramoni Ruiz.

La penalización que sufre el profesorado por enfermar puede llegar a alcanzar los 500 euros por estar de baja 21 días.

Mariano Benavente, profesor de Lengua y Literatura del IES Salvador Rueda de la capital, explica su caso particular. Asegura que los docentes sienten «pisoteada» su dignidad. Hace unos días sufrió una crisis que le dejó bloqueado. Iba por la calle de camino al centro cuando tres hernias le paralizaron. «En vez de irme a Urgencias me fui a casa, por puro desconocimiento», asegura. Ya le empezó a costar dinero.

Esta noche ingresará en la clínica El Ángel, donde mañana será intervenido quirúrgicamente de esta dolencia. Pero hasta llegar a este punto, ha tenido que acudir a su centro de trabajo durante varios días ayudado por muletas y pese a los fuertes dolores que sufría. Para evitar perder parte de sus retribuciones económicas pero también para que sus alumnos no pierdan clase, ya que denuncia demora excesiva en la contratación de profesores sustitutos.

Los sindicatos critican que en la actualidad las bajas no se cubren hasta que no pasan, como mínimo, 10 días lectivos y en algunos casos tardan aún más para ahorrarse el sueldo de los sustitutos. Los sindicatos abogan también por que estas bajas se cubran de inmediato, en un plazo máximo de 48 horas.