El Debate sobre el Estado de la Ciudad se siguió en el salón de Plenos del Ayuntamiento. A través de las pantallas de Onda Azul, que cumplió con su función de servicio público retransmitiendo la sesión, y por las redes sociales, que cobraron un protagonismo relevantísimo, hasta el punto de que entre tuit y tuit parecía que intervenían el alcalde y los portavoces de los grupos políticos, y no al revés. El auditorio estaba entregado a sus teléfonos móviles. Desde luego que Málaga es una smartcity, al menos en esto. #DebateMLG14 fue el hashtag utilizado.

Caras bajas en las bancadas de los ediles que tuiteaban y retuiteaban todo lo tuiteable y retuiteable. Cada partido en función de sus intereses. De la política de salón se ha pasado a la política virtual, cuando en el estrado se hablaba de la política pegada al terreno. Los contrastes. Las incongruencias.

Los periodistas que cubrían el pleno también se afanaban en ir dejando titulares de 140 caracteres, que luego servían, sin duda, para escribir sus crónicas en el papel del día siguiente. Otra contradicción. Renovarse o morir.

El sistema de intervenciones que vertebra el Debate sobre el Estado de la Ciudad da bancha ancha al alcalde para que se explaye. Francisco de la Torre tomó la palabra durante dos horas y cuarto, sin que quede claro si fue capaz de batir su propio récord. El regidor usó su tiempo y probablemente también el de Carlos Hernández Pezzi, concejal no adscrito, que no participó en el debate, ya que se ausentó antes de que le tocara el turno de palabra. Compromisos previos, ineludibles, que le hicieron convocar una rueda de prensa anterior al pleno, en la que hizo una lista de incumplimientos del equipo de gobierno popular en la que calificó como una «legislatura perdida».

Los portavoces, sin embargo, tuvieron que ajustar sus discursos a lo establecido por el reloj, aunque la presidenta del pleno, María del Mar Martín Rojo, fue flexible a la hora de conceder prórrogas para que todos pudieran terminar sus argumentos, insuficiente para María Gámez, sin embargo, que se dejó una parte de su discurso en el tintero. Al menos del que su servicio de comunicación entregó a los medios.

La Casa Consistorial acogía ayer la undécima edición de este debate, que ayer estuvo claramente marcado por las próximas elecciones muncipales del mes de mayo. No sólo se abordaron asuntos del último año. Gobierno y oposición sacaron músculo, en un caso, y lanzaron críticas, en otro, a los cuatro años anteriores. El alcalde sigue siendo el mismo mientras que sus oponentes han ido cambiado con el paso del tiempo. Y eso se nota. En presencia, en tablas y, una vez más, en la diferencia de tiempo del que disfrutan los ponentes, lo que irremediablemente hace que el debate esté desequilibrado, ya que además el portavoz del PP, Mario Cortés, por cortesía y disciplina, cede su turno de réplica otra vez al alcalde.

Con tantas facilidades es normal que durante su discurso, De la Torre se viniera arriba y llegara a reclamar todas las competencias ahora en manos de la Junta. Empleo, Vivienda y Educación... «¿Y las de Defensa, Relaciones Exteriores y Viajes Interestelares para cuándo?», se preguntaba irónicamente en twitter, cómo no, @LaMalagaModerna.

El papel del portavoz del equipo de gobierno suele ser residual, pero una vez más Cortés supo cumplir su papel. Un reto, no cabe duda, tras casi hora y veinte minutos que estuvo el alcalde delante del micrófono. ¿Qué podría contar nuevo?

Se echó de menos el tono humorístico y las formas de Pezzi para aligerar una sesión por momentos tediosa. Los discursos eran monocordes. Planos. Sobre todo después de tanto tiempo de atención. Era lógico que hasta los ediles se entretuvieran con el paso de una mosca. Así lo dijo el portavoz de IU, Eduardo Zorrilla, al referirse a los ediles del PP. «Ni siquiera le han atendido cuando hablaba usted», dijo al alcalde.

Limasa y el precio excesivo que pagan los malagueños por la limpieza de una suciedad que no deja de estar sucia. Emasa y la aplicación de las facturas a las familias y la famosa ducha de once litros del alcalde. Y Smassa y el presunto trato de favor de la grúa municipal, que sacaron a la palestra tanto Gámez como Zorrilla. La socialista, además, subrayó que la ciudad que construye el alcalde es un castillo de naipes. Y el portavoz de IU insistió en calificar de pelotazo urbanístico el convenio de la Térmica con Endesa.