«Usted no puede trabajar en esta zona pues en esta calle aparcan mis clientes», le espetó el propietario del negocio situado en el número 8 de la calle Guerrita al operario de la grúa municipal cuando este inició las tareas para llevarse cuatro vehículos que se encontraban aparcados en dicha vía, pese a que en la misma aparecen con claridad las señales que indican la prohibición de aparcar.

La frase corresponde a los testimonios del operario de la grúa y de Manuel Lima, presidente del comité de empresa de la Sociedad Municipal de Aparcamientos (Smassa), que declararon por separado en el expediente de información reservada abierto por Smassa a raíz de los sucesos ocurridos en la calle Guerrita el 11 de noviembre. Ese día el propietario de una empresa ubicada en esa calle trató de impedir que la grúa se llevase los cuatro vehículos aparcados ilegalmente y llamó al móvil a la concejala Teresa Porras para decirle: «Teresa manda a alguien rápido que está aquí la grúa».

No puede trabajar en esta zona. De las declaraciones del operario y del presidente del comité, a las que ha tenido acceso este periódico, se desprende que ninguno de los vehículos aparcados en la calle Guerrita era del propietario del negocio situado en esa calle.

En el relato del operario se lee que al comprobar la presencia de cuatro vehículos en la calle, que es «zona de parada prohibida», y cuando empezaba a realizar su trabajo apareció el propietario del negocio situado en el número 8 de esa vía (el único que existe en la misma) y dirigiéndose a él le dice que «no puede actuar en esta zona pues es donde aparcan los vehículos mis clientes». A continuación le anuncia que va a «hablar con una autoridad municipal para que le deje claro que no puede trabajar en esta zona». Fue entonces cuando el dueño del negocio llama por teléfono a la concejala Teresa Porras diciéndole: «Teresa manda a alguien rápido que esta aquí la grúa», según se recoge en el expediente .

El operario, según su testimonio, hizo caso omiso de todo esto y empezó a hacer las operaciones para retirar los vehículos (hacer fotos y enviarlas por PDA a la Policía Local para que ésta le autorice la retirada del vehículo en caso de que se compruebe que está aparcado ilegalmente).

En el caso de los tres primeros vehículos, sus propietarios lograron llegar antes de que fueran enganchados y consiguieron llevárselos. Pero el propietario del cuarto coche no apareció hasta que éste estaba ya enganchado en la grúa. El dueño del vehículo, sin realizar ningún tipo de protesta, pagó la tasa del desenganche y liberó su coche.

El gruista señala en su testimonio que durante todo el tiempo que dura la operación con los cuatro vehículos «el dueño del negocio sigue protestando e increpando y haciéndome varias fotos».

Trabajo correcto de la grúa. El dueño del negocio le requirió para que no se marchara pues «viene una autoridad municipal». Es en ese momento cuando el gruista decide también llamar a su central para pedir una unidad policial.

Gracias a esa llamada aparece en primer lugar Manuel Lima, presidente del comité de empresa. Poco después apareció un oficial de la Policía Local que dijo venir a requerimiento de su intendente «tras la llamada realizada por Teresa Porras». El oficial, tras comprobar la situación, «se dirige al dueño del negocio y le dice que el gruista está realizando correctamente su trabajo».

En la declaración de Manuel Lima éste señala que llegó al lugar en el momento en que el gruista cobraba la tasa de desenganche del cuarto vehículo y después recibió la información del policía local que señalaba que «el servicio de la grúa se estaba prestando correctamente».

El grupo de IU ha anunciado que llevará este asunto a la comisión de Transparencia para su aclaración.