­El presunto asesinato de Alejandro a manos de la pareja sentimental de su madre no se va a considerar un caso de violencia de género. Así lo confirmaron ayer fuentes judiciales a este periódico, antes de añadir que la Fiscalía sí lo tipificará como un caso de violencia doméstica. Según estas fuentes, la razón es que durante la investigación no ha quedado acreditado que entre el presunto autor de los hechos y la madre del pequeño hubiese antecedentes de malos tratos. Ya durante las pesquisas del crimen, fuentes cercanas al caso destacaron las dudas que tenían los investigadores de la Guardia Civil de que se tratara de un crimen de violencia de género al no hallar ese tipo de indicios y sí una «tensión familiar previa» entre ambos que, por la confesión del joven a la Guardia Civil, desencadenó el cruel final de Alejandro.

El propio auto del juez que envió al sospechoso el jueves a prisión bajo el cargo de asesinato dejó claro que el instituto armado situó el móvil sentimental como la principal hipótesis del crimen, tal y como adelantó este periódico el miércoles. El auto reza literalmente que el detenido declaró ante la Guardia Civil que «no sacó al menor del agua y lo dejó ahogarse por estar enfadado con la madre del niño» y entiende que hay premeditación, al igual que los agentes y la acusación particular, llevada a cabo por el abogado Antonio Caracuel en representación del padre biológico del niño. El juez respalda la reconstrucción de los hechos que la Guardia Civil realizó en tres días, incluido el hallazgo del cadáver en la balsa de agua de los Montes de Málaga por indicación del propio acusado. «Antonio no condujo a los agentes a ese lugar hasta altas horas de la madrugada a pesar de que él mismo había denunciado la desaparición a las 17.30 horas y desde esa denuncia hasta que fue hallado el menor relató [...] varias versiones contradictorias sobre lo que podría haberle ocurrido al niño», añade el documento.

Esas contradicciones relucieron muy poco después de su denuncia en el centro comercial de La Cala del Moral. Cuando los agentes se disponían a comprobar las imágenes de las cámaras de seguridad del establecimiento reculó y dijo que podría haberlo perdido en la playa de La Cala, donde afirmó haber estado con el niño después de recogerlo de la guardería de El Palo. Este giro dio muy mala espina a los agentes, que fueron desmontando, una tras otra, las versiones de Antonio. Finalmente señaló la balsa de los Montes de Málaga, donde los agentes encontraron el cuerpo con síntomas de ahogamiento. El recinto, localizado en un punto muy peculiar y de difícil acceso a 20 kilómetros de La Cala y a 15 de Málaga, estaba cercado, y el entonces arrestado comenzó a decir que el niño se cayó al agua de forma accidental pero sin explicar cómo y por qué no intentó ayudarle.

Pronto llegaron más pruebas. Como un whatsapp que Antonio supuestamente envió a la madre del niño para decirle que estaba con él en el centro comercial. Los agentes creen que lo envió antes de las 16.15, la hora que la autopsia dice que murió Alejandro, lo que les lleva a pensar que todo lo que ocurrió fue premeditado y no accidental. O las imágenes de las cámaras en las que Antonio y el niño aparecen en una gasolinera entre las 15.00 horas, cuando lo recogió de la guardería, y las 17.20 que dio la voz de alarma en el centro comercial.