Un trabajo de investigación de la Unidad de Gestión Clínica de Obstetricia y Ginecología del Hospital Materno Infantil de Málaga ha arrojado unos resultados poco alentadores sobre la salud de las gestantes y de sus hijos: un 27% de las mujeres que contestaron a las encuestas admitió beber durante el embarazo.

Todo, pese a las recomendaciones de los expertos que advierten de lo negativo de consumir este tipo de sustancias durante la gestación. No sólo para las mujeres, sino que también para sus futuros hijos. El trabajo, que continúa en una segunda fase, se hizo durante los dos últimos meses del año a un total de 451 mujeres. El objetivo del estudio era plantear estrategias de salud pública que se sumen a la ya existentes y que permitan reducir el impacto negativo que el consumo de estas sustancias tiene durante el embarazo y sobre la salud de los recién nacidos.

De todas las encuestadas, 184 se encontraban en el primer trimestre, 121 en el segundo y 146 en el tercero. Todas ellas contestaron un cuestionario anónimo y autoadministrado sobre el consumo con los valores de frecuencia e intensidad de tabaco, alcohol y otras drogas. El cuestionario también incluía preguntas referentes a la edad, ocupación, nivel de estudios, nacionalidad, consumo de tóxicos por parte de la pareja, paridad, o reproducción asistida, entre otras.

Los investigadores han admitido la sorpresa por los resultados. La prevalencia de tabaco es del 15% y la de tabaco de un 27%. Pero si se va más allá, se observa que el 56% de las mujeres embarazadas en el tercer trimestre bebió alcohol de manera mensual. El doctor Ernesto González Mesa admite que el trabajo no trata de criminalizar a estas mujeres, sino de concienciar de la necesidad de reducir a cero el consumo. No obstante, sí se mostró sorprendido por el perfil de las consumidoras: en el caso del alcohol está relacionado con mujeres de un alto nivel sociocultural. No ocurre igual con el tabaco y otras drogas. «Nos resultó llamativo que las mujeres con más recursos y más acceso a campañas de información tengan un mayor consumo de alcohol», apuntó el obstetra, que destacó que el objeto del trabajo no era otro que el de adivinar el consumo dada la alta exposición de las embarazadas de Málaga a estos tóxicos por la publicidad, relacionada en muchos casos con que la provincia viva del ocio y del turismo. Así, reconoció que las cifras sorprendieron al equipo que llevó a cabo el proyecto que, no obstante, partía de un estudio europeo en el que se hablaba de un consumo del 25%.

Y es que, según alertan los ginecólogos, durante el embarazo no hay ninguna cantidad segura para el feto. De hecho, las campañas del Ministerio de Sanidad y de las distintas instituciones con competencias en salud es que el alcohol y otras sustancias tóxicas deben ser de consumo cero durante la gestación, pues puede ocasionar problemas de salud al feto , como el Síndrome Alcohólico Fetal -de una incidencia del 0,5%- u otros trastornos relacionados y cuyos efectos se conocen más a largo plazo tanto a nivel cognitivo como de crecimiento.

El ginecólogo José Herrera, también participante en el trabajo de investigación, alerta de que la llegada de estas sustancias al feto es casi inmediata. «Al minuto lo tiene el feto y su sistema metabólico es más pobre para metabolizar el alcohol y los efectos son para él más intensos que para su madre», advierte el médico que señala que también puede desarrollar susceptibilidades genéticas para desarrollar ciertos síndromes.

Conscientes de que la encuesta es transversal y anónima, los investigadores saben que los resultados son menores a los reales. En lo que se refiere al consumo de drogas, destacan que al tener connotaciones legales han surgido pocos casos dentro de los estudiados, aunque también los ha habido. Por su parte, el ginecólogo Jorge Carrera destacó que estas deben incidir en que estas sustancias son nocivas no sólo para la madre, sino para el recién nacido.

En lo que se refiere al tabaco, los datos no son mejores. La prevalencia global fue del 15% y los resultados reflejan que el 33,7% de las gestantes eran fumadoras (152 mujeres), y de estas, el 44% mantuvo el consumo de tabaco durante todo el embarazo.

Sobre la leyenda urbana de si es peor dejar el tabaco que la ansiedad que puede provocar abandonar el hábito, el doctor Herrera manifestó la falsedad de tal afirmación. «Cada cigarrillo tiene 4.000 sustancias, de las que se conoce 25 o 30. Si una mujer necesitara un ansiolítico por dejar de fumar, es preferible esa droga conocida que las otras», advirtió. Por eso, señaló la importancia de que las embarazadas estén expuestas al tabaco, el alcohol y las drogas no sólo en los nueve meses de embarazo, sino que también en el periodo preconcepcional, pues el primer trimestre es el periodo de mayor vulnerabilidad por el desarrollo neurológico y la organogénesis.