El colectivo auna fuerzas y está a las puertas de crear el Consejo Social de Bienestar Animal. Una figura a nivel municipal que tiene como objeto velar por el bienestar de los animales y que integran diversas partes.

Los integrantes de esta inminente figura que espera ver la luz en marzo son la Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento, la Federación de Protectoras Malagueñas (Tidus), el colegio veterinario, dos asociaciones veterinarias y ocho protectoras de animales de la capital.

La presidenta del refugio, Carmen Manzano, detalló que cada una de las partes expondrá las propuestas que vean necesarias. Entre ellas, la protectora de animales alzará la voz para exigir que se regularice la situación de los caballos que tiran de los coches que utilizan los turistas para conocer la ciudad. Pedirá que se sometan a revisiones esporádicas a través de veterinarios externos para que revisen el talaje y el número de horas que trabajan. Las monturas que llevan para tirar de las calesas son de medidas estándar y quizá algunos animales requieran que se les adapten para no lastimarse, según puntualiza Manzano. En caso de presentar el caballo síntomas de cansancio, o no estar en condiciones para continuar, deberá abandonar la actividad.

También exige que tengan un punto de sombra. Con las obras de la zona del hotel AC Málaga Palacios los coches de caballo se distribuyen por la acera del hotel Molina Lario, la plaza de la Marina y frente a la estación de autobuses de Muelle Heredia. A juicio de Manzano lo ideal sería que tuvieran una zona acondicionada para ellos con un punto de sombra y de agua en el Muelle Uno, el primer sitio por el que pasan los turistas que desembarcan de los cruceros.

Otra de las propuestas que gira en torno a esta actividad es que entre las 13 y 17 horas del día no trabajen. El calor a esas horas se convierte en el enemigo principal de estos animales, asegura Manzano.

Otra de las peticiones que respaldarán es que el Ayuntamiento haga campañas de esterilización. Ser el altavoz e inculcar sobre la necesidad de castrar a los animales para que no continúen llegando camadas repletas al refugio es una cuestión en la que pueden interferir. Otra medida relacionada sería estudiar la posibilidad de que algunas clínicas lanzaran ofertas con precios más económicos en ciertos momentos. Esterilizar a una perra en una clínica privada cuesta entre 180 y 200 euros. «Yo entiendo que muchas personas no tengan ese dinero pero si hubiera ofertas puntuales quizá sería algo más asequible», matiza Manzano.

La Federación Tidus es otro de los colectivos que vela por los animales. La primera a nivel regional y compuesta por 35 protectoras de toda la provincia ya han conseguido una de sus premisas: Prohibir los circos con animales en la capital y la utilización de ponis en la feria. Ahora centran sus esfuerzos en las rehalas que agrupan a más de una decena de perros de caza.