El centro Anna O. surgió por el propio sufrimiento que guardó su creadora, Carmen Ruiz del Castillo, psicóloga y psicoanalista, debido a las historias que le contaban las mujeres que acudían a su consulta y también durante su etapa de voluntaria. Tiene el objetivo social de dar respuesta al sufrimiento de muchas mujeres, brindándoles un lugar de escucha en el que pueden expresar sus sentimientos, pensamientos y deseos, compartiéndolos con otras mujeres que se encuentran en la misma situación.

Su principal actividad y a la que esta fundación debe su razón de ser es el desarrollo e implantación a nivel nacional del Programa Terapéutico-Educativo de Atención Integral a Mujeres en Crisis o en Dificultad Social. Este programa nació en 1993 y fue un proyecto pionero en Málaga, dirigido a mujeres que habían sido víctimas del maltrato psicológico a lo largo de su vida. Almudena Gallego, gerente de la Fundación Anna O., nos cuenta las áreas en las que se articula este programa.

La primera es asistencial. En ella concurren mujeres desde los 18 años y consiste en una metodología donde un grupo terapéutico-educativo coordinado por una terapeuta y dos auxiliares ayudan a reflexionar sobre la historia personal de las integrantes para encontrar las claves de su sufrimiento actual. En esta etapa se atienden casos de maltrato físico y psicológico, abusos sexuales, violación, anorexia, bulimia u otros casos que lleguen a derivar en un sufrimiento intolerable.

La segunda área está dedicada tanto a la formación de las terapeutas como a la del voluntariado especializado, que está formado por mujeres que han sido atendidas por la fundación y ya han finalizado sus tratamientos, pudiendo ayudar a otras mujeres a convertirse en coordinadoras de grupo.

Una tercera y última área, denominada las redes solidarias, fue puesta en marcha en 2011 y se trata de una iniciativa de las voluntarias especializadas que diversifican sus actividades formativas a través del desarrollo de talleres temáticos que permiten trabajar con situaciones específicas, como ansiedad, depresión o duelo o los talleres para madres que mantienen relacioines difíciles con sus hijos. Estas redes pretenden la detención de problemas más graves.

En la mayoría de los casos, la mujer que llega al centro Anna O. lo hace en unas condiciones muy extremas, habiendo dejado pasar demasiado tiempo antes de tomar la decisión de tratarse. En el año 2014, según la fundación, fueron tratadas 287 mujeres, de las cuales, los motivos más habituales eran por ansiedad, depresión, violencia e insomnio. En una encuesta que la propia fundación pasó a 191 mujeres, el 98% de ellas admitía sentirse mejor consigo misma, y el 84% había iniciado o retomado sus actividades, como trabajar o estudiar.

La financiación a Anna O. llega de diferentes vías. Una parte importante la reciben del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. El resto de la financiación procede de otros organismos públicos y privados. La parte más simbólica procede de una pequeña cuota que aportan las propias usuarias como señal de compromiso por asumir su tratamiento.

Desde la fundación piden que la mujer trabaje y se prepare para cambiar su propia posición subjetiva ante determinadas situaciones que conscientemente sabe que no son buenas ni para ello ni para su entorno. Recuerden que nunca es tarde para pedir ayuda.