­Hoy es 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer. Una jornada en la que miles de personas saldrán a la calle a reivindicar la igualdad de género mientras otras tantas reflexionan sobre si esta existe en realidad. La igualdad de géneros existe pero, ¿se cumple? La respuesta es «no», o eso dicen las expertas en la materia. El antes llamado Día de la Mujer Trabajadora hace algunos años se convirtió en una jornada de homenaje a las féminas en general, pues todas ellas trabajan. Muchas lo hacen en el hogar, otras en despachos, obras o tiendas. Pero todas coinciden en una tarea común: se ocupan de sus casas, de sus hijos, de sus mayores.

Esta multitarea se ha convertido en el caballo de batalla de sindicatos y de los partidos políticos más progresistas. Las mujeres trabajan a tiempo completo las 24 horas, aunque sólo cobren cinco al día o un salario social.

La crisis económica vino a agravar aún más las condiciones de ciertos sectores, ya de por sí desgastados. Las empleadas del hogar, las cuidadoras de dependientes, las trabajadoras por cuenta ajena a las que redujeron contratos, salarios y condiciones. Según UGT esto ha llevado a una feminización de la pobreza que ha relegado a la mujer a un puesto más a la sombra si cabe del varón.

Pero, ¿por qué? La profesora de Dirección de Empresas de la Facultad de Económicas, Ana María Castillo, señala que a igualdad de sexos, la mujer siempre sale peor parada. «El aspecto en que la negociación salarial puede individualizarse, a los hombres se les ofrecen cosas que a la mujeres no, como la posibilidad de promoción, acudir fuera de horario o viajar», dice.

De igual modo opina la secretaria de Igualdad y Formación de UGT Málaga, Alicia Fernández, que cree que la mujer sigue siendo víctima a la hora de acceder al al empleo y también a la hora de aceptar ciertos contratos. «En el caso de la contratación en este año ha aumentado la de tiempo parcial y en los hombres ha disminuido».

La responsable de la Secretaría de la Mujer de CCOO en Málaga, Mercedes Rosas, destaca que el 37% de las asalariadas de Andalucía viven con la mitad del salario mínimo interprofesional. «Hay que entender que sin autonomía económica no hay libertad y sin libertad no hay igualdad», alerta la mujer, que recuerda que la mayoría de casos en los que su sindicato asesora a mujeres tiene que ver con casos de discriminación o mobbing relacionados con la maternidad.

Y es que el binomio madre-trabajadora parece no haber calado en todo el empresariado. Mientras las mujeres hacen encaje de bolillos, van a la carrera para cumplir con su tarea dentro y fuera del hogar, y se enfrentan a la, hoy por hoy, desconocida conciliación laboral, aún quedan empresarios que despiden a mujeres que se quedan embarazadas. Otros se aventuran a hacerlo cuando las mujeres se incorporan de la baja maternal. Todos los sectores abogan por la conciliación laboral y familiar como la primera medida de bienestar para toda la sociedad. También hablan de la corresponsabilidad.

Ana María Castillo asegura que en España la conciliación nunca se ha desarrollado como tal. «Se trata de problemas idiosincrásicos, culturales, de infraestructuras y de ayudas», afirma la profesora universitaria, que reconoce que la crisis ha dificultado aún más cualquier intento por instaurarla, pues han desparecido algunos derechos. «Se trata de un problema más global. No es sólo de las mujeres, es de las familias, del Estado, de la construcción del capital humano de futuro. A ver quien se pone a tener hijos con estas condiciones», afirma.

Desde CCOO alertan de que las mujeres son cuidadoras natas. «Cuando somos madres, para empezar, ya no promocionamos en la empresa y la mayoría de los contratos a tiempo parcial son para nosotras. Está existiendo un grado de perversión por parte de los empresarios. Machacan a las mujeres hasta que deciden entre su salud mental y el trabajo. Y muchas se van a casa», relata.

Alicia Fernández explica que su sindicato reclama el aumento de la baja paternal, pues creen que sólo así comenzará a existir una verdadera corresponsabilidad del varón. «Tiene que igualarse, porque al final el rol y el papel de tareas del hogar y cuidado de niños sigue recayendo sobre nosotras», afirma. Por eso, apuesta porque las empresas den papeles de mayor responsabilidad a la mujer, pues puede ejercer su profesión del mismo modo que los hombres. Según denuncian, la crisis no sólo ha propiciado mayores tasas de desempleo o bajadas de salario, sino que ha abierto una brecha en las nóminas aún mayor y ha catapultado la desigualdad a puestos de hace años. Creen que el abordaje para equiparar el hombre a la mujer es integral y sólo se conseguirá si la población se conciencia a través de la educación.

La profesora Castillo alerta de que se está produciendo una dinámica «perversa» a través de la cual las mujeres cada vez acceden a peores puestos. «La empresa, de antemano, ya sabe si busca un hombre o una mujer», alerta. La mayoría piensa en varones para puestos que implican incentivos, dietas y viajes. Pues creen que las mujeres no aceptarán por su necesidad de conciliar. «Con la crisis ha habido un estancamiento. La desigualdad se ha agravado y la precariedad más», dice. Desde la Federación de Asociaciones de Mujeres Ágora, su vicepresidenta, Mari Francis Peñarroya, alerta de esta ha aumentado, sobre todo en el medio rural.