Perros adiestrados, audímetros y trampas de hormonas son las eficaces armas de Málaga contra la invasión del picudo rojo. La plaga, que se llevó por delante hasta 500 de las 3.500 palmeras públicas que tenía Málaga, parece estar hoy solventada. Ya el año pasado solo se perdieron 26 por una mala praxis de la empresa encargada, la cual repuso las pérdidas. Este año, a falta de llegar a verano, la estación más dura, no se ha perdido una sola palmera, lo que deja patente el éxito.

Para mantener este balance positivo, Málaga ha comenzado un protocolo de tres fases. Prevención, curación y monitorización. Primero, para prevenir infecciones, se usan perros adiestrados que buscan larvas del picudo en la parte baja de la palmera. Por otra parte, se usan trampas con hormonas que rodean las palmeras, que o envenena a los picudos o los infecta para matar a mayor número. Estas trampas también sirven para monitorizar, puesto que si se mantienen vacías, indican la desaparición de los insectos en las zonas en las que las instalaron.

Por suerte, la ciudad no ha tenido que iniciar la fase de curación, ya que las palmeras están totalmente controladas. Para terminar, en la fase de monitorización, se usan unas piquetas con audímetros clavadas en las palmeras, que permiten descubrir la aparición de picudos en fases muy tempranas. Con estas estrategias, llevadas a cabo de forma pionera por Málaga, se garantiza la seguridad de las palmeras públicas.

Por la parte de las palmeras que están en propiedades privadas, el Ayuntamiento asesora y ofrece su ayuda a sus dueños, ya que, al no estar las palmeras a disposición pública, no pueden ser tratadas con la misma asiduidad y con un mal mantenimiento son susceptibles de ser un foco para una nueva plaga.

El problema, aunque solucionado por ahora en Málaga, no es cosa del pasado en otras ciudades. Elche, Valencia, Jerez o Sevilla sufren la invasión del picudo rojo. El director técnico de Parques y Jardines de Málaga, Javier Gutiérrez del Álamo, recalca que están solos y que las instituciones han abandonado a los ayuntamientos en la lucha contra el parásito. Por esto mismo, varias ciudades, por iniciativa propia, toman el ejemplo de Málaga y usan sus estrategias para mantener sus territorios libres del picudo.

Horas bajas

Aunque la plaga del picudo esté en horas bajas, este pequeño parásito, desde que se introdujo en la costa andaluza, ha causado una debacle en las palmeras de toda la comunidad autónoma, con gastos cercanos al millón anual solo en la provincia de Málaga. Así, a la destrucción medioambiental se une un agujero de fondos públicos, que ha traído de cabeza a los ayuntamientos de cada ciudad desde hace ya ocho años.

Sobre el animal, también conocido como gorgojo, es un coleóptero con un característico color pardo-rojizo que ejerce su particular labor destructiva en horario diurno. Aparte de sus problemáticos hábitos, otro tema que trae de cabeza a los técnicos es su rápida reproducción y la dificultad de localizar sus larvas, las cuales se cuentan por 400 con cada puesta de huevos de la hembra. En el caso de las larvas, se confía en la pericia de los perros sabuesos, que, como permanecen en la parte baja de las palmeras, son facilmente localizadas por los cánidos.

Queda por ver cómo se desarrollará el verano, estación donde más actúa el parásito, y sobre todo, ver si las estrategias llevadas son realmente infalibles.

Al menos, por ahora, puede considerarse que Málaga es una ciudad blindada ante el picudo rojo.

@dperles90