Sin ánimo de desvelar el desenlace de la interesante película Interstellar, esta obra de ciencia ficción arranca con un planeta Tierra con los recursos agotados, así que un grupo de astronautas trata de buscar los garbanzos para la Humanidad por esos mundos de Dios. El día en que los chinos regresen a las familias numerosas sin duda habrá que preocuparse todavía más por la superpoblación.

¿Qué aspecto tendría nuestro planeta después de tirar metafóricamente la toalla? En Interstellar aparecen plantaciones de trigo totalmente extenuadas, pero lo que quizás nos ofrezca una imagen más exacta de un planeta agotado y en completo declive no lo encontraremos en un plató de cine sino a un tiro de piedra del Ayuntamiento de Málaga.

Se trata de un rincón de los Jardines de Puerta Oscura completamente abandonado por nuestras autoridades, hasta el punto de que se desconoce la última vez que un ser humano holló en su interior -esa es al menos la impresión que ofrece-.

Hablamos de la antigua biblioteca de los jardines, de la que hemos hablado en alguna ocasión en esta sección. Basta asomarse por su verja con mallas metálicas para toparnos con una perfecta metáfora de un planeta Tierra listo de papeles, porque no otra cosa es lo que nos transmite el magma purulento de barro y basura que como una costra centenaria se ha adueñado del suelo de este antiguo reducto municipal.

El pasado martes pudo constatar el dudoso estado de revista de esta olvidada y clausurada instalación municipal el portavoz del grupo municipal de IU, Eduardo Zorrilla.

El insigne archivero Francisco Bejarano bautizó como «microorganismos culturales» las cuatro pequeñas bibliotecas de los parques y jardines de Málaga que se instalaron en los años 20 y 30 (dos en el Parque, una en Puerta Oscura y la última en los jardines de Alfonso XII, junto al Santuario de la Victoria). En un principio, con escaso éxito por los libros seleccionados, pues ni al aire libre le apetecía a los malagueños hojear un libro sobre Bibliografía Pedagógica o un ensayo sobre la Gramática en El Quijote.

La biblioteca de Puerta Oscura se abrió en 1939 a instancias del entonces delegado de Cultura Juan Temboury y ofrecía literatura de España, Portugal e Hispanoamérica.

Las cuatro bibliotecas abrieron y cerraron sus puertas varias veces a lo largo de los años a causa de los incesantes robos hasta que el Ayuntamiento prescindió de ellas en 1962. Queda como vestigio este hueco para anaqueles de Puerta Oscura con más porquería que la chaqueta de Kung Fú.

En el Parque se recreó con cerámica hace unos años la biblioteca de mujeres de los años 20. Algo parecido se podría hacer con este almacén de inmundicias, antiguo templete del saber, en el que hoy sólo podría celebrarse -eso sí, con mucho éxito- una convención de mosquitos de pantano.