La sanidad malagueña contará a lo larga de este 2015 con un PET-TAC, la herramienta diagnóstica más potente en el campo de la oncología. El equipo, valorado en 1,2 millones de euros, y que se instalará en Carlos Haya, servirá de apoyo a todos los centros sanitarios públicos de la provincia, sumándose así a los existentes en el Hospital Virgen del Rocío (Sevilla) Virgen de las Nieves (Granada), al Reina Sofía (Córdoba) y al recién incorporado en el Puerta del Mar de Cádiz.

Según datos de la propia Delegación de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de Málaga, su implantación contribuirá a la mejora sustancial de la asistencia sanitaria en la provincia, haciendo más accesible esta herramienta diagnóstica. Anualmente, los estudios solicitados de PET-TAC en la sanidad pública andaluza superan los 16.800. En Málaga, se solicitan más de 2.500 que se llevan a cabo en el Centro de Investigaciones Médico Sanitarias (Cimes), donde existe uno de estos aparatos cedidos hasta ahora a la sanidad malagueña. Antes de la colaboración con este centro, los pacientes debían desplazarse hasta Granada.

El uso de esta técnica ayudará a detectar de manera más precoz tumores que, de otro modo, podrían haber pasado desapercibidos, y a proporcionar al paciente el mejor y más eficaz tratamiento diseñado para su enfermedad. La directora de la Unidad de Gestión Clínica de Medicina Nuclear del Hospital Regional Universitario, Carmen Puente, admite que la inversión responde a años de reivindicaciones del servicio dada la necesidad de la provincia de contar con uno de estos aparatos diagnósticos. Esta exploración combina la medicina nuclear con un escáner, lo que permite hacer en un mismo barrido una prueba metabólica con una radiológica. «La herramienta mejora a un PET o un TAC por separado y lo hace en un tiempo más corto, 20 minutos», asegura la experta, que señala que después hay que interpretar las pruebas con una lectura exhaustiva para hacer el diagnóstico.

Aunque cada vez se recomienda para el estudio de más patologías, los pacientes que, de momento, van a salir más beneficiados son los que padecen de carcinoma de pulmón, cáncer de cabeza y cuello, linfoma o de nódulo pulmonar solitario. No obstante, y aunque es la parcela oncológica la que más necesidad tiene de esta herramienta dadas las elevadas cifras, también está indicada para enfermedades neurológicas como demencias o para ver el flujo sanguíneo cardiaco, además de procesos infecciosos ocultos o de huesos.

Glucosa. «Sirve para diagnosticar si una lesión es benigna o no, para ver si se el cáncer se ha diseminado a otros lugares o para ver la respuesta a un tratamiento, además de saber si se ha reproducido», señala Carmen Puente, que explica que sirve para casi todos los tumores, sobre todo para aquellos que consumen mucha glucosa para lo que usan la marcada con flúor 18, un isótopo que se inyecta en el organismo que permite que desde fuera se vea. «Es una prueba poco agresiva que de una sola pasada permite ver la imagen tanto del PET como del TAC», destaca la radióloga, que dice que con los avances científicos se están descubriendo nuevos trazadores específicos para cada tipo de cáncer.

El PET-TAC es un equipo de alta sensibilidad con elevada capacidad de resolución que permite detectar lesiones de hasta 4 milímetros. «Es una prueba de gran sensibilidad que ahorra otras complementarias», apuntó.