Los productos agrícolas y la exportación de cemento y clinker se han convertido en la sangre que hace funcionar el corazón del puerto de Málaga, inmerso en un proceso de reconversión de su actividad desde el año 2000 y que la crisis cortó en seco. La práctica desaparición del tráfico de contenedores de importancia, con una caída del 62% en 2014 en volumen movido, y el estancamiento del sector de cruceros han llevado al puerto a volver a tráficos tradicionales como es el movimiento de graneles -sólidos y líquidos- para cuadrar las cuentas y mantener activo una de las principales locomotoras económicas de la ciudad. A esto se le ha unido el incremento de las concesiones para uso ciudadano, con el Muelle Uno generando 7 millones de visitas en un año.

La Autoridad Portuaria ha trazado una línea de trabajo muy clara que busca seguir cuidando sectores como los contenedores y los cruceros, para los que hay confianza en una importante recuperación a medio plazo. Pero sobre todo se busca potenciar mercados tradicionales como el sector agrícola y ganadero de la provincia, convenciendo a los empresarios de los beneficios de usar las instalaciones para la entrada y salida de productos. Además, la presencia de la cementera de La Araña asegura un importante movimiento de mercancías relacionadas con la construcción.

De las 2,2 millones de toneladas de mercancías movidas el año pasado, el 40% (891.790 toneladas) eran materiales de construcción de distinto tipo, en especial cemento, clinker y dolomita, que en más de un 90% terminaron destinados a la exportación a otros países y, el resto, con destino a otros puestos españoles.

La caída de la construcción no ha impedido que La Araña se mantenga activa, centrándose en la exportación. Argelia, Marruecos, Rumania o Bulgaria son algunos de los destinos de estos materiales, que están sirviendo para cuadrar las cuentas del puerto.

El otro gran activo es el tráfico de productos agrícolas, que agrupan al 20% de las mercancías movidas en el puerto (448.345 toneladas) y que van desde aceite y grasas, hasta derivados del olivar como el orujo y huesos de aceitunas, harina, productos forrajeros o las semillas de girasol, las típicas pipas que se traen de importación para ser tostadas y saladas y que en 2014 alcanzaron las 71.811 toneladas. Como curiosidad, hace unos días robaron 25 toneladas de este producto en el puerto.

Internacionalización

Estos tráficos se llevan el grueso de los movimientos de barcos registrados y que permitieron establecer relaciones entre Málaga y 123 países, aunque en algunos casos fueran puntuales.

Los destinos nacionales, en el tráfico de cabotaje, sigue siendo el más importancia del puerto malagueño, cuya internacionalización sigue en aumento sumando un importante tráfico con otros países ribereños del Mediterráneo, como Argelia, Italia, Turquía, Egipto, Túnez o Marruecos, así como del vecino Mar Negro con Rumanía, Macedonia y Bulgaria.

Otro de los grandes destinos u origen de mercancías son los países de África Occidental, con los que se mantiene una importante relación. No hay que olvidar que sólo con Guinea Conakry se mueven 110.760 toneladas.

Los países europeos de Gran Bretaña, Bélgica y Holanda, insertados en las grandes rutas comerciales marítimas, o Estados Unidos se llevan otra parte importante de la actividad.

Mercados en expansión

La crisis, sin embargo, no ha traído sólo caídas en el tráfico de mercancías. El puerto de Málaga ha empezado a vivir una notable bonanza en dos sectores relativamente nuevos, como es la importación de vehículos de factorías de Tánger y Bélgica, y la reparación de buques gracias a la ampliación de los astilleros de Mario López.

La importación de vehículos se ha convertido en un tráfico muy relevante al alcanzar los 42.119 turismos, el doble que el año anterior y diez veces más que en 2012. Dos líneas regulares de barcos mantienen el flujo de entrada de esta mercancía. Así Neptune Lines transporta vehículos de la marca Dacia procedentes de Tánger y que es la principal fuente de carga actual. Además, UECC transporta vehículos Ford y Opel de Zeebrugge (Bélgica).

En cuanto al Astillero Mario López, la ampliación de sus instalaciones en Málaga, que pueden acoger buques de mayor calado y eslora, ha sido un impulso definitivo a su actividad. En 2014 alcanzó el medio centenar de buques reparados, el doble que un año antes. Para este ejercicio las previsiones son buenas y esperan continuar incrementando las cifras, que además han supuesto un impulso para el empleo, duplicando la plantilla en apenas seis meses al pasar de 60 a 120 empleados.

Encrucijada

El puerto está ahora en pleno replanteamiento de su actividad, con un importante margen de crecimiento en todas las líneas de negocio que mantiene abiertas. La esperada recuperación económica traerá como consecuencias más inmediata la entrada de más contenedores y cruceros.

Además, el puerto trabaja también en fomentar las concesiones de suelo. El centro comercial y de restauración del Muelle Uno, que ha regularizado el pago de su canon, ya es una importante fuente de ingresos para el puerto y de atracción de actividad. No será el único. Hay dos proyectos de puertos deportivos en cartera -en la plataforma de San Andrés y en la dársena interior-; otro en desarrollo -dársena exterior del dique de Levante-; y las propuestas de construir un hotel, un acuario, una noria gigante, zonas de oficinas y el famoso proyecto del auditorio al que el Ayuntamiento de Málaga no renuncia.

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