­Juan Antonio Roca Nicolás, exasesor de Urbanismo de Marbella, lleva nueve años entre rejas y eso pasa factura en su ánimo. Fuentes judiciales explicaron a este periódico que el cerebro del caso Malaya está hundido después de que hace unos días se le denegara un permiso carcelario por la gran cantidad de causas que tiene pendientes -algunas fuentes hablan de cuarenta- y porque está comprobando que puede perder la mayor parte de su patrimonio, valorado en 101 millones de euros, intervenido judicialmente por distintas causas.

En cuanto a la primera de las causas de su tristeza, que han comprobado quienes se han reunido con él en los últimos días, se encuentra la denegación por parte de la Audiencia Nacional de un permiso de seis jornadas al entender que le quedan demasiadas causas para salir. En los mentideros jurídicos madrileños se rumorea abiertamente que no se le va a conceder permiso alguno. Ni agua, piensan, como ya ocurriera en la cárcel malagueña. Nadie quiere asumir el riesgo de que se escape. Eso sí, todo el mundo reconoce que su comportamiento es excelente y que está pagando las responsabilidades civiles.

Roca está actualmente condenado ya en firme a cuatro años de cárcel por el caso Minutas, a seis años y diez meses por Saqueo 1, cuya responsabilidad civil, superior a los ocho millones de euros, ya ha abonado al Ayuntamiento de Marbella. Asimismo, el Tribunal Supremo, a quien se le ha atragantado el caso Malaya y tardará un año en emitir la sentencia con la mitad de acusados -unos cincuenta- que tuvo que lidiar la Audiencia Provincial-, tendrá que decidir si ratifica los once años impuestos y los 240 millones de euros en multas y responsabilidades civiles por la trama de corrupción marbellí. Tendrá que hacer lo propio con los seis años impuestos por el caso Saqueo 2.

Además, a Roca se le piden 15 años por el caso El Pinillo y ocho por Goldfinger, y está imputado en numerosos procedimientos relativos a convenios urbanísticos primos hermanos de Malaya. Hasta cuarenta causas podría tener pendientes y no las acumulará hasta que todas sean firmes. Entonces, podrá pedir una refundición de condenas y cumplir el triple de la pena mayor -tal vez la malversación, con lo que se iría a unos 18 años, conjeturan las fuentes-.

Lo cierto es que hay pánico, según las fuentes, entre los concejales marbellíes por el hecho de que el Supremo pueda aplicar mano dura en respuesta al actual hartazgo social que hay en torno a la corrupción y, por tanto, endurecer mucho las penas que impuso la Audiencia malagueña en Malaya. Ello tampoco beneficiaría a Roca, que ya tiene derecho a un permiso que se le niega una y otra vez. El precedente de Isabel Pantoja tampoco ayuda mucho.

Su horizonte penal es tan oscuro que Roca cree que no podrá pasar aunque sea unos días fuera del presidio de Algeciras al menos hasta que cumpla doce o trece años de prisión.

En cuanto a su patrimonio, su objetivo era mantener lo que pudiera después del vendaval judicial. Sus bienes están valorados en 101 millones de euros -en un principio se habló de 120.000 millones de las antiguas pesetas-. Más de un 60% de esas propiedades se embargó en Malaya. Pero la implacable maquinaria judicial ha propiciado que ya haya tenido que pagar los ocho millones de euros de responsabilidad civil a Marbella por Saqueo 1. El resto lo podría perder una vez que la sentencia de Malaya sea firme.

De momento, la Sala de Malaya está vendiendo, con su permiso y consultando al fiscal y al Ayuntamiento de Marbella, los bienes que puede para ingresar ese dinero en una cuenta que quedará inmovilizada hasta que la sentencia de Malaya sea firme. El destino final de ese dinero será o Marbella, como dictaminó la Audiencia malagueña en el fallo, o el Estado, si se impone el criterio de la Fiscalía. Parece difícil que la Sala Segunda del Supremo mantenga en la sentencia definitiva.

En las próximas semanas se enajenarán, por ejemplo, unos aprovechamientos urbanísticos por valor de 600.000 euros que Roca tiene junto al Hospital Costa del Sol.

También habría ya comprador para una casa valorada en unos 2,5 millones de euros que Roca tiene en Cala d´Or (Mallorca). Asimismo, se está estudiando qué hacer con el hotel que el Jefe tiene en Los Alcázares (Murcia), un complejo que sufrió una grave inundación hace unos meses y sobre el que pesa una hipoteca de seis millones de euros. Así, hay quien alquilaría el inmueble por tres años pagando 300.000 euros anuales. Con ello se podría sufragar la reforma del edificio y la renovación del mobiliario afectado por el agua. Luego, la intención es venderlo para su explotación hotelera.

El modus operandi que usa el tribunal de Malaya es hacer dos tasaciones actuales de lo que se quiere vender y el comprador ha de aproximarse al precio de las mismas. Si eso ocurre, se enajena el bien en cuestión. Ahora se han tasado los relojes, algunos de ellos valorados en 15.000 euros -muchos de señora- y se van a tasar las armas que se le intervinieron a Roca en el estallido de Malaya. Muchas de ellas estaban en Marbella y el resto en las dependencias de la Unidad Contra las Drogas y el Crimen Organizado (Udyco) de la Costa del Sol de la Policía Nacional, aunque las fuentes no pudieron precisar el uso que se daba a las pistolas. Todo se llevará a la Comandancia de la Guardia Civil en el Arroyo de los Ángeles para su peritación y valoración.

Además, fuentes judiciales aseguraron que el Tribunal del caso Malaya ha accedido a que Roca cuente con un ordenador en su celda de Algeciras, sin conexión a internet, para que pueda estudiar las distintas compraventas de su patrimonio dado que aún ha de contarse con su opinión, al menos hasta que el Supremo no dicte la sentencia definitiva. Las fuentes indicaron que toda la causa está digitalizada y que el uso del papel se ha minimizado.

Roca es ya, de largo, el preso que lleva más tiempo en prisión de todo el país por un delito de naturaleza económica o de corrupción y parece difícil que se le conceda siquiera un permiso antes de dos o tres años. El Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional no lo tiene previsto. Por lo menos, el exasesor está más cerca de su familia en Algeciras y no tiene que lidiar con los rigores carcelarios de Morón de la Frontera (Sevilla).