La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha confirmado las condenas impuestas por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) a 14 guardias civiles destinados en la sección fiscal del aeropuerto de Málaga, y a los que el ministerio fiscal acusó de pedir dinero a ciudadanos extranjeros a cambio de permitir que pasaran determinadas pertenencias de sus equipajes. Las condenas por el delito de cohecho oscilan entre un año y nueve meses y dos años y dos meses de suspensión de empleo para ser agente.

El Alto Tribunal considera legales las grabaciones obtenidas en el cuarto reservado para examinar los equipajes de los viajeros. "El hecho de grabar las imágenes relativas a la actuación profesional de los guardias en el lugar en la que la misma se llevaba a cabo, cuando había fundadas sospechas de su irregular proceder, en modo alguno puede suponer ilícita intromisión en su intimidad, y, menos aún, al honor o la propia imagen", señaló la sentencia.

En Málaga, fueron sentenciados por el Tribunal del Jurado por aceptar dinero de pasajeros a cambio de dejarles entrar en el país con comida prohibida o con restricciones sanitarias o pedirle diversas sumas por supuestas prohibiciones que no existían para sus respectivos equipajes. Asimismo, los jueces populares consideraron inocentes a tres funcionarios del Instituto Armado.

También fue sentenciado el ciudadano chino acusado de pagar dinero a cambio de que le dejaran pasar por la aduana alimentos prohibidos en la época a causa de la fiebre aftosa o la gripe aviar.

Los miembros del jurado tuvieron en cuenta las imágenes grabadas por los investigadores, que a pesar de no ser reveladoras al 100% de lo que ocurría en el aeródromo a finales de 2005 y principios de 2006, sí daban una idea cercana a la existencia continua de sobornos.

Las defensas, conscientes de que estas grabaciones eran la prueba de cargo de la Fiscalía, las atacaron duramente durante las sesiones orales. Por ejemplo, el abogado José Luis Ortega, muy incisivo durante todo el juicio, destacó que faltaban el 85% de las grabaciones y aclaró que los que grababan "ponían en marcha el aparato a su voluntad". "Es una cortina de humo", llegó a decir. Otra de las defensores aseguró que su defendido ni siquiera aparece en los vídeos, "pero se ha hecho una cinta con los mejores momentos".