La mayoría de las reclamaciones que realizan los padres a las notas de sus hijos se resuelven de forma favorable a los intereses del alumno. Esta herramienta, con la que la Consejería de Educación garantiza el derecho a una evaluación objetiva, así como el rigor y la transparencia del proceso, es cada vez más usada por las familias, sobre todo al finalizar la ESO y el Bachillerato, «etapas educativas que pueden llegar a determinar el futuro inmediato del escolar», reconoce Pilar Triguero, representante de la Federación Democrática de Asociaciones de Padres y Madres (FDAPA).

«No se trata de reclamar por reclamar, sino que cuando se hace es porque se tiene la sospecha, cuando no la certeza, de que se ha producido un eror en la evaluación», señala Triguero, de ahí que estas alegaciones sirvan para corregir los errores cometidos.

Las familias tienen la posibilidad de formular reclamaciones sobre las calificaciones finales obtenidas en clase por sus hijos. Tanto en sentido positivo como negativo. No es precisamente una novedad, aunque lo parezca, debido a que hasta ahora era un derecho poco conocido por los padres. Lo que sí es novedad, según Triguero, y de eso se hizo eco La Opinión de Málaga, es de las instrucciones recibidas por los centros educativos por las que la Inspección Educativa recuerda a colegios e institutos la obligación que tienen de informar a los padres de la posibilidad de reclamar. La pasada semana recibieron una recopilación de la normativa vigente acerca de las garantías procedimentales en la evaluación del alumnado de Primaria y sobre la decisión de promoción y titulación.

Fuentes de la Delegación Territorial de Educación informaron de que el documento pretende proporcionar a las direcciones de los centros docentes orientación para los posibles casos de reclamaciones que se pudieran producir acerca de las evaluaciones finales en Primaria y en concreto sobre las calificaciones finales de ciclo de las áreas y las decisiones de promoción.

También contiene documentos de apoyo que pueden servir de modelo a los centros educativos para elaborar los impresos necesarios en estos casos.

Pilar Triguero recuerda que las reclamaciones tienen que estar fundamentadas en los criterios de evaluación, aprobados por cada departamento y que están en el plan del centro, «aunque cada profesor tenga libertad de cátedra», matiza. Los padres tienen derecho incluso a revisar los exámenes de sus hijos, «sin que esto suponga un menoscabo a la labor de los docentes».

Triguero recuerda cómo hace unos años la Consejería hizo un importante esfuerzo, «hasta económico», para editar unas guías con los derechos y obligaciones de las familias, «pero se ve que realmente pocos la leyeron».