La construcción del metro de Málaga ha sabido combinar la historia y la más avanzada ingeniería durante los trabajos de protección de un paño de muralla nazarí (siglo XIII) que atraviesa el trazado en Callejones del Perchel. La Consejería de Fomento encara la fase final de la protección de estos restos arqueológicos, lo que permitirá conservarlos sin daños mientras se continúa con la excavación del túnel bajo los restos de la muralla.

Estos trabajos han sido de gran complejidad, ya que suponen la construcción de un cajón de hormigón que envuelve el tramo de muralla, un antiguo torreón, la puerta de acceso a la medina y una estructura de hormigón para defenderse de posibles inundaciones por el vecino Arroyo del Cuarto. Esto supone una estructura de catorce metros de largo -el ancho del túnel- y doce metros de ancho.

Para proteger este conjunto arqueológico, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por la Consejería de Cultura, se han invertido unos 7 millones de euros que se suman al coste de construcción del tramo Renfe-Guadalmedina, en el que se encuentran.

Los restos arqueológicos se encuentran en Callejones del Perchel, a la altura de la calle Eslava, y atraviesan el trazado del metro de lado a lado. El proyecto los protege y aisla del resto de la obra, de forma que se pueda seguir excavando el túnel por debajo, hasta una profundidad de 20 metros y con otros dos niveles inferiores.

Mario García, uno de los ingenieros responsables de la obra, explicó que los trabajos se encuentran al 80% de ejecución, a falta de cerrar el cajón de hormigón por los laterales y construir la losa de hormigón que será la cubierta de la galería inferior, por donde ya pasarán los trenes.

El proyecto consiste en la construcción de unas pantallas paralelas a la muralla nazarí, para sostener el terreno antes de vaciar de tierra ese nivel del túnel. Una vez hecho el túnel se construyó una base de micropilotes bajo la muralla y que unieron las dos pantallas laterales. Se cerró así un cajón provisional que luego se reforzó con una estructura inferior de 7 vigas de canto de gran porte.

Estas vigas tienen un tamaño de dos metros de ancho y dos de alto. Fueron excavadas a mano, para ser ferralladas y hormigonadas. De esta forma se ha conseguido una base de hormigón de catorce metros de ancho sobre la que se asientan los restos arqueológicos. Ahora sólo queda construir la losa de cubiertas que cierre el nivel -1 y permita seguir profundizando en los otros dos niveles previstos, tras aislar la muralla nazarí y el torreón.

No obstante, la parte más compleja de este proyecto ha sido salvar un tramo de cuatro metros de ancho en el que no se han construido los muros pantalla para cerrar el lateral del túnel, ya que eso hubiese supuesto cortar la muralla nazarí. Para resolver esta situación se han realizado inyecciones de hormigón en el terreno, que ha sido la parte más cara del proyecto, llevándose la mitad del presupuesto. Una vez que se inicie la excavación, esas inyecciones se irán sustituyendo por el cierre del muro pantalla mediante la construcción de los tramos que faltan, pero bajo la muralla nazarí.

El delegado de Fomento, Francisco Fernández España, reconoce que es una obra «singular y compleja» que ha permitido compatibilizar la conservación del patrimonio de la ciudad con la obra de construcción del metro. Fernández España reconoció que se han producido algunos contratiempos en coste y plazos, pero subrayó que se ha conseguido «una solución satisfactoria»

El delegado de Fomento adelantó además que ya están trabajando en elaborar un proyecto que permita hacer visitable estos restos, abriendo una entrada desde Callejones del Perchel e incorporando un ascensor para bajar al cajón donde está la muralla. No obstante, esto no se ejecutará antes de terminar la obra.