De Le Puy en Velay a Santiago de Compostela pasando por decenas de pueblos y ciudades por una causa solidaria. En total, 1.520 kilómetros a pie para hacer un «homenaje a la vida» y recaudar fondos para la Fundación Luis Olivares, que ayuda a niños enfermos de cáncer y a sus familias.

El doctor Román Manteca y sus amigos jubilados Pablo Chica y Celestino Lombardía han hecho en 36 largas jornadas el Camino de Santiago desde Francia con el objeto de recaudar dinero para la ONG malagueña.

Desde el 16 de abril que salieron y hasta el 21 de mayo que hicieron su entrada en Santiago para asistir a la Misa de los Peregrinos, estos tres hombres han cumplido un reto personal y solidario que, de momento, ha ayudado a recaudar 3.500 euros. Estos se destinarán a talleres, sesiones de psicología y atenciones para niños que pasan por un proceso oncológico en la provincia.

El especialista en Aparato Digestivo del Hospital Carlos Haya de Málaga, Román Manteca, asegura que las etapas, que han tenido una duración mayor a consecuencia de que las han hecho en la mitad del tiempo que se suele emplear para el Camino de Santiago desde Francia, han sido duras pero «muy gratificantes».

Cada día han completado jornadas de 46 kilómetros de media, saliendo a la luz del alba y terminando con la puesta de sol. El médico y su amigo Pablo Chica lo han hecho a pie y Celestino Lombardía les ha apoyado en bicicleta llevando una parte de su equipaje.

Pero el camino no ha estado exento de complicaciones. Manteca tuvo que parar dos días a consecuencia de una tendinitis, cuando estaban en la frontera de España y a unos 700 kilómetros de Santiago de Compostela. No era la primera vez que el doctor hacía el Camino de Santiago, aunque sí la primera que lo hacía al completo. Admite que han vivido numerosas experiencias que nunca olvidarán, visto pueblos con arquitectura muy especial y caminado por terrenos muy dispares, puesto que la parte francesa era muy montañosa. Pero lo mejor, para Manteca, ha sido cumplir un sueño, puesto que el camino era un homenaje a sus padres difuntos ­-lo comenzó el día de la muerte de su madre y lo concluyó en el aniversario de su padre- y ha disfrutado de la convivencia con sus amigos por una buena causa. «Los valores que percibes de la gente en el camino son un contrapunto a la sociedad actual, en pleno contacto con la naturaleza prescindes de mucho y necesitas menos», señala. Dentro del anecdotario que supone recorrer 1.520 kilómetros a pie en apenas un mes, señala que lo que más le ha llamado la atención es la solidaridad de la gente. También está sorprendido de que, pese a que todos superan los 60 años, se han demostrado a sí mismos ­-y al resto- que la edad no es un impedimento para un reto de esta envergadura. «Esto es más físico que mental. Hemos encontrado incluso gente con problemas con movilidad, como personas con prótesis», destaca el médico.

Pese a que el cansancio se acumulaba, confiesa que cada día suponía un nuevo reto, de hecho, una de las jornadas la hizo en solitario por la noche. En total, fueron 58 kilómetros en los que se encontró a sí mismo y que le ayudaron a disfrutar del campo en soledad.

La motivación personal de Manteca y la experiencia como corredor de maratones, cinco de ellos finalizados por debajo de tres horas, y de ultradistancia (carreras de 100 kilómetros), han sido sus principales apoyos. En los 36 años de experiencia lleva 120.000 kilómetros recorridos.

Los tres sexagenarios reconocen que se ha tratado de una experiencia muy completa y Manteca advierte que no descarta en el futuro profundizar más en su relación con la Fundación Luis Olivares. «Me encantaría hacer nuevos proyectos y combinarlos con el ejercicio físico y la solidaridad, si la salud me acompaña», asegura.