­El carrusel de negociaciones prosiguió por la tarde con un encuentro entre PSOE e IU, que alcanzaron un principio de acuerdo programático que supondría el apoyo a María Gámez. Fue lo más parecido a una fumata blanca en lo que va de reuniones bilaterales entre distintas formaciones para determinar los pasos a seguir el sábado. Aparentemente un granito más hacia la unidad de izquierdas para desbancar al candidato popular, Francisco de la Torre, de la alcaldía. Sobre el papel, insuficiente porque así lo dicta la aritmética. Un cambio de gobierno, se quiera o no, depende ineludiblemente de Ciudadanos. Todo pasa por acabar embaucando a los de naranja. Es ahí hacia donde se dirigen todos los movimientos del PSOE. Ayer manifestaron su firme vocación de abandonar la oposición. «El PSOE tiene la intención de gobernar. No queremos ser la voz de la oposición», dijo Conejo. A todas luces, el encargado de tejer la telaraña de un posible acuerdo cuatripartito. Consciente de la dificultad de poner de acuerdo a Málaga Ahora y a Ciudadanos, sobre todo en lo que a medidas de reactivación económica se refiere, la estrategia del PSOE lo basa todo en elaborar estos días un programa de mínimos de fácil acomodo para las cuatro formaciones. Una especie de decálogo del sentido común, que pueda ser asumido sin importar el espectro ideológico. El concejal electo de IU Eduardo Zorrilla insistió de nuevo en la necesidad de «apurar hasta el final».