«No entiendo cómo me está pasando todo esto. Siempre está el Ayuntamiento. Me están asfixiando de forma legal y es que no puedo más», confiesa Maite Aguilar. Está sentada en su cafetería Los mil sabores, que da a la plazuela de San Juan de Dios y a la calle Mártires, lleva consigo una gruesa carpeta con las gestiones y denuncias que resumen 10 años de encontronazos con el Consistorio. Y los problemas siguen.

Todo empezó en otoño de 2005, cuando comenzaron las obras en el palacio de Villalón para el futuro museo de patrimonio de la ciudad, aunque luego acogió el Museo Carmen Thyssen. Maite, que estaba al frente de una zapatería en el mismo sitio donde hoy tiene la cafetería, en un edificio de su propiedad de 1750, denunció falta de medidas de seguridad y una polvareda continua que invadía su local. «Me puse enferma de asma y el negocio se fue a pique». Maite Aguilar aguantó unos tres años al pie del cañón pero finalmente llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento y la empresa constructora: cerraría la tienda y recibiría 3.500 euros al mes - antes de impuestos- pagados por la constructora, cantidad que luego se redujo a 1.500 euros, después de impuestos, cuando se hizo cargo el Consistorio en exclusiva.

«Aparte, me dejaron de pagar seis meses y no tenía ni para comer», recuerda, al tiempo que señala que la situación duró unos dos años y medio, hasta 2010, cuando el Consistorio también deja de pagarle. Maite no pudo recuperar su negocio: «La zapatería se me hundió», comenta; además critica que el Ayuntamiento hizo obras en ese tiempo en su local y se lo devolvió con menos metros cuadrados.

Un año más tarde, en 2011, abrió la cafetería y se vio rodeada de obras en las inmediaciones. «Llegaron a poner cuatro andamios y la calle cortada, no pasaba nadie», lamenta.

El peor momento vino el 14 de octubre del año pasado, cuando la policía levantó a 20 clientes en una mesa porque peligraba la estructura de la casa de enfrente, en la calle Mártires. La cafetería tuvo que cerrar durante un día y a lo largo de cuatro meses, hasta el 22 de febrero de este año, la casa dañada estuvo rodeada de andamios y de nuevo la calle estrangulada, con los perjuicios económicos para esta comerciante: «Por aquí no pasaba nadie, me acuerdo que estaba llorando en Navidad porque no vendía, sólo 15 euros. Me hicieron polvo. Tenía todo al día y de pronto debía cuatro meses de hipoteca».

Maite Aguilar ha tenido que bregar además con una obra en la parte trasera del Thyssen, la calle San Telmo y que cree, se hizo sin licencia. En la actualidad tiene que ver cómo disminuye el trasiego de personas por las obras en la plaza de los Mártires. «Me acaba de decir el encargado que durará de dos a cuatro meses más y estamos en temporada alta», lamenta. Si no vende este verano, señala, le espera un otoño muy complicado, con otra obra en ciernes.

La comerciante, que ya demandó sin resultado a la constructora inicial del que luego sería el museo Carmen Thyssen, ha reclamado al Ayuntamiento 16.000 euros por los cuatro meses de perjuicios económicos que le ha causado el problema de la casa vecina. Urbanismo de momento le ha informado de que su reclamación ha sido recibida.

Maite Aguilar asegura haber tenido épocas en las que la Policía Local le ha pedido la licencia de su establecimiento a diario y sólo tiene un deseo: «Que me den el dinero y me dejen en paz».