Viajar a la otra vida, a nuestras otras vidas, es posible. La hipnosis regresiva permite a la persona que se someta a una de estas sesiones reencontrarse con su pasado y averiguar cómo fue, qué hizo, a quién conoció. Lejos de charlatanes, brujería o supersticiones, el doctor Antonio Alcalá Malavé, neurocientífico, experto en bioquímica cerebral, biología neuronal y ADN ofrecerá esta tarde en el Aula Magna de Derecho un viaje al pasado.

La conferencia «Entender los Lazos de Amor desde la Hipnosis Regresiva» pretende separar la consciencia -o alma- del consciente mediante una sesión hipnótica con la que ayudar a los asistentes a conocerse mejor. El objetivo de la conferencia, que después contará con un caso práctico, no es otro que superar fobias, ahondar en historias pasadas y dar respuesta a muchas situaciones hasta ahora sin explicación. Para ello hay que llevar una piedra blanca de canto rodado.

Antonio Alcalá Malavé tiene en su haber cuatro premios nacionales de medicina otorgados por el Instituto de España a través de la Real Academia Nacional de Medicina. Este experto en hipnosis clínica regresiva hipnotizará esta tarde a todos los asistentes a la conferencia y que cumplan con las directrices que marque como terapeuta. Además, hará un experimento científico con diez personas elegidas al azar del público para vivir una experiencia aún más intensa. La actividad, que tiene un coste de diez euros, y que será de 17 a 20 horas, es segura y permitirá recordar, a quiénes asistan y sigan las normas, a sentir cómo fue su último lazo de amor e identificar si este se corresponde con la pareja actual.

Los lazos de amor a los que alude el neurocientífico no son otros que aquellas historias de amor «puro» que se vivieron en vidas pasadas. Según la literatura de la hipnosis regresiva, una persona puede tener 25 lazos de amor con otras personas a lo largo de sus diferentes vidas. El problema es saber reconocerlo y coincidir con esa persona en esta vida actual.

Conseguirlo o no depende de la capacidad de cada uno. Y del terapeuta. Alcalá asegura que lo principal para entender qué es un lazo de amor es saber que la consciencia y el consciente no son lo mismo. Mientras este último se refiere a lo que en realidad somos y decimos, el primero, la consciencia, alma o subconsciente -los tres términos se refieren a lo mismo- no están necesariamente dentro del cuerpo. Esta puede estar dentro del cuerpo, pero también fuera, rodeándolo. «Es lo que se conoce como cuerpo energético», señala.

Según explica, otros estudiosos de la materia le pusieron nombre y ahondaron más en la consciencia a raíz de varias experiencias cercanas a la muerte. Es decir, varias personas que habían estado clínicamente muertas habían visto cómo salían de su cuerpo y observaban, desde fuera, cómo les reanimaban, por ejemplo, en una mesa de quirófano con desfibriladores. «Esto fue un crack para la medicina científica, porque la persona veía sin ojos, oía sin oídos, olía sin nariz», relata el médico, que admite que este descubrimiento ha sido posible gracias a la medicina en sí misma, que «resucitó» a estas personas gracias a sus avances.

Pero la ciencia es escéptica por naturaleza y este descubrimiento no tardó en encontrar detractores. Un grupo de científicos desmontó esta teoría alegando que esa experiencia se debía a un fallo de oxígeno. «Se ha demostrado, no una sino muchas veces, incluso se ha publicado en las mejores revistas de medicina por grupos muy serios, que bajo ningún concepto se puede considerar imaginación, sino que se trata de una experiencia real producida por la conciencia», relata el doctor.

Así, admite que todas esas personas que se han elevado enérgicamente -es decir, que han tenido una experiencia cercana a la muerte- tienen una sensación de felicidad plena, libre de preocupaciones y dolores. Y, según explica, aquellas que vuelven a la vida terrenal lo hacen de otro modo, cambiados, pues pierden el miedo a la enfermedad y a la muerte y priorizan la vida de otra forma.

Así las cosas, esta tarde la facultad de Derecho de la Universidad de Málaga acogerá por primera vez en España una hipnosis regresiva grupal. Es decir, va a lograr -con unas técnicas que no desvela- que, mediante la hipnosis, se separe el consciente de la consciencia y que, de este modo, la persona se ponga en la misma situación que la de una que vive una experiencia cercana a la muerte. «Lo primero que ocurrirá es que verán lo invisible, un mundo paralelo», señala. Según la experiencia de Brian Weiss, precursor de este modelo, estas personas podrán verse en algunas de sus otras vidas y descubrir qué les pasó y el porqué de su forma de ser. El doctor Weiss hizo una hipnosis a una chica el siglo pasado y esta se descubrió a sí misma en la antigua Grecia con un vestido blanco. Tras esto, logró que viajara, en diferentes ocasiones, a otras 57 vidas. Este hallazgo hizo que otros científicos experimentaran con la técnica para ver si esta era real o no, y lograron hacer esos viajes al pasado mediante la hipnosis de regresión. Tanto Weiss, como el resto de terapeutas averiguaron que muchos de los conflictos que las personas tienen en esta vida -de tipo emocional, fobias, obsesiones- están relacionados con acontecimientos vividos en el pasado. O lo que es lo mismo, que quien tiene miedo al agua probablemente murió ahogado y que quien padece claustrofobia pudo hacerlo en un pozo, sepultado vivo o en una prisión.

Por tanto, poner nombre y apellidos a lo que pasa hará que quien lo reconozca en la regresión pueda superar esos miedos o aprender el porqué de los mismos. «Trasforma la percepción de que lo vivido en esa vida de forma negativo se convierta en positivo y así eliminar esa fobia». «Para mí lo más importante es la recuperación de la memoria energética, porque esa persona va a darse cuenta de lo que hay al otro lado». Y advierte: esta tarde los asistentes ya no serán los mismos.