­Desde que en el año 2000 se creó el quipo Sidi hasta ahora han cambiado mucho las cosas, aunque los profesionales siguen trabajando con el mismo entusiasmo. Allí se ha pasado de evaluar a los niños con los padres mirando tras un cristal-espejo, a ver cómo interaccionan con sus padres in situ. De apostar por sesiones individualizadas a sumarles las grupales para que interaccionen con sus iguales y se relacionen creando vínculos.

Compuesto por psicólogos, logopedas y fisioterapeutas, en la mayoría de sesiones están presentes todas las ramas sanitarias, pues apuestan por un abordaje multidisciplinar e integral que nunca deje de lado una dificultad.

Además de las sesiones en el centro de intervención, los profesionales cada vez apuestan más por la intervención en casa, pues creen que el trabajo hecho en Sidi no sirve de nada si no perdura el resto del día y si no se integran los avances en la cotidianidad. La directora del área de Atención Temprana, Paqui Cañete, asegura que la relación con las familias es fundamental. «Tenemos una relación muy profunda, te metes en su casa y en su vida. Pero no queremos acabar siendo una ´muleta´ más, queremos dotarles de estrategias y que Sidi se desvanezca. No queremos que la familia dependa de nosotros, queremos que aprendan y ser sus guías», dice.

En Sidi, los profesionales explican a las familias cómo intervenir. Si un niño no se puede comunicar bien o no se sabe controlar bien, y en casa no siguen con los mecanismos de Sidi, no terminará de establecer y aprender esas rutinas. Por eso, además de reuniones con los familiares, las tienen con los colegios en los que están escolarizados, lo que ayuda a que el aprendizaje sea mucho más completo. Además, les enseñan a vivir experiencias básicas del día a día, como ir a comprar o aprender qué hay en una cocina. «Entre todos llegamos a un consenso», afirma.

Además, hacen un plan para buscarles apoyos en el entorno con los que tener ocio cuando son un poco más mayores. «Qué tiene, qué necesita, a dónde puede ir, con quién salir...», dice la experta, que destaca que la idea es que esté en su comunidad y de la manera más normalizada posible.