La plaza de la Judería, una de las novedades municipales de la anterior legislatura, se ha convertido en motivo diario de preocupación para vecinos y comerciantes. «Llevo un año y un mes aquí y desde que estoy no han parado. Cuando no es una obra es un almacén», cuenta Yolanda, una de las cuatro familias que viven en la plaza y que critica el trasiego continuo de albañiles y camiones del solar municipal cedido a la comunidad judía para construir una sinagoga y un pequeño museo sefardí. «El otro día tuvimos que llamar a la policía porque estaban descargando a las 6.45 de la mañana», critica.

Las quejas vienen por las obras en El Pimpi, que hacen uso del solar, aunque los vecinos y comerciantes consultados también resaltan la respuesta siempre rápida de este establecimiento cuando hay quejas.

«Que hagan con el solar lo que sea, nos da igual pero esto no puede ser un polvero», comenta Ana, comerciante de la zona. Por su parte Yolanda recuerda que el domingo, «que me tocaba descansar, limpié la casa y ya tengo el suelo y los muebles llenos de tierra».

José, que es vecino, detalla todas las gestiones que tuvo que hacer para que Urbanismo autorizara a descargar un camión junto a su casa, incluido un plano de la plaza de la Merced, «cuando aquí los camiones entran y salen como Pedro por su casa».

En este sentido, Ana recuerda que a primera hora de la mañana, cuando no hay policías, camiones de bebidas aprovechan para cargar y descargar en la plaza para los bares y restaurantes de la zona, por eso propone que se instalen pivotes a la entrada de la calle Granada por la plaza de la Merced.

Un portavoz de El Pimpi explicó ayer que las conocidas bodegas utilizan el solar para almacén de sus obras, que comenzaron hace unas cinco semanas. Se trata del arreglo de las cubiertas, de la fachada de calle Granada y la apertura de dos locales, un próximo despacho de vinos y una tasca.

El portavoz subrayó que se han estado subsanando todos los problemas con los vecinos, «y no se han vuelto a repetir» y destacó que El Pimpi se encarga de la limpieza del solar, incluida la retirada diaria de todo lo que tira la gente, desde latas a bolsas de basura. «Si lo cerráramos a cal y canto la comunidad judía no iba a estar limpiándolo a diario y sería peor para todos», argumenta.

Además, aseguró que las obras concluirán a final de este mes y el solar no volverá a utilizarse para este fin, tampoco para uso de la empresa encargada de las obras de El Pimpi y que tiene pendiente una rehabilitación en la vecina plaza de Jesús Castellanos.

El mismo portavoz de El Pimpi informó de que hoy mismo, el muro que rodea el solar será pintado de blanco y a partir de septiembre la idea es colaborar con la comunidad judía para abrir el solar, colocar «un conglomerado en el suelo, una especie de albero compacto que no levanta polvo y poner algunas plantas, para que sea una especie de patio andaluz».

El nuevo espacio hasta que se construya la sinagoga, señaló el portavoz, no tendría explotación comercial pero podrían realizarse actividades culturales para niños.

Fuentes de la comunidad judía confirmaron ayer el adecentamiento del solar aunque sin precisar detalles. «Todo esto lo tendremos que consultar con el Ayuntamiento», añadieron. Además, destacaron que hay «ciertos avances» en el proyecto de sinagoga y museo, aunque sin precisar fecha todavía. «Será un proyecto muy bonito para toda la ciudad», concluyeron.