­El 51,1% de los niños andaluces están en riesgo de pobreza. 834.000 menores, 91.000 más que en 2013, según datos extraídos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV 2014) del Instituto Nacional de Estadística (INE). Estos son parte del estudio de Unicef Andalucía, que en su informe «Situación de la Infancia en Andalucía 2015. Pacto Andaluz por la Infancia: por el cumplimiento de los compromisos» refleja que uno de cada dos niños en la comunidad está en riesgo de exclusión.

Los expertos que han elaborado el estudio, que desgrana en 52 páginas la situación de la comunidad, evidencia que entre 2013 y 2014 hubo un incremento de 5,8 puntos porcentuales. O lo que es lo mismo: 91.000 niños más se sumaron a la lista que les arroja a la pobreza y a las carencias materiales. A nivel estatal, esta tasa alcanza un 35,8% (2.982.000 niños aproximadamente), con un incremento más leve, del 3,2%.

El informe evidencia que en 2013 el 44,4% de los niños andaluces vivían en hogares con ingresos por debajo del umbral de la pobreza nacional. Este dato indica que casi la mitad de la población infantil se encontraba en riesgo de pobreza. En el conjunto de España esta tasa se situaba en el 30,5%.

Dado lo alarmante de los datos, este estudio trata de identificar los grandes retos que obstaculizan el avance en la protección y promoción de los derechos de la infancia en Andalucía, pues el objetivo de la institución no es otro que el de alcanzar acuerdos, medidas y lograr inversión pública para frenar el aumento y hacer menguar dichas tasas.

La tasa de exclusión social tiene en cuenta tres aspectos como son la pobreza, la privación material severa y la baja intensidad laboral. En este sentido, el presidente de Unicef Comité Andalucía, Ricardo García Pérez, que alerta de lo delicado de la situación, afirma que si la tasa de actividad no permite atender las necesidades básicas, la sociedad propicia, de algún modo, que los menores busquen los recursos necesarios fuera del hogar. Estos pueden llegar de manos de la red familiar ampliada -como abuelos, tíos, vecinos- o a través de ayudas y subvenciones. «Esa percepción del menor de que en su propio hogar no se pueden atender las necesidades es un impacto fuerte, por eso alertamos de lo preocupante de los datos, pero no para hacer política entre comillas, sino con mayúsculas», señala el presidente, que reconoce que los niños no son el futuro, sino el presente, por lo que la demanda de atención es real y necesaria.

En lo que se refiere a la tasa de riesgo de pobreza, Andalucía era en 2014 la tercera comunidad -sólo por detrás de Ceuta y Extremadura- con el nivel de renta mediana más baja de España, con un umbral de pobreza autonómico de 12.792 euros anuales para una familia compuesta por dos adultos y dos menores de 14 años. Este dato contrasta con el nacional, de 16.000, o con el máximo, el País Vasco con el doble, 24.531 euros. De igual forma, el umbral de pobreza autonómico individual en la comunidad era de 6.091,3 euros, mientras que para España era de 7.961,3 euros.

Uno de los aspectos que más preocupa a Unicef es la privación de material pues es quizás lo que más evidencia y señala diferencias con el resto de menores que no pasan por esta difícil situación. El porcentaje de niños que vive en hogares con carencia material severa es de alrededor de un 10% en Andalucía. Es decir, no tener acceso a productos frescos como carne o pescado, no disponer de ciertos bienes habituales en un hogar como disponer de un televisor o no contar de medios que le permitan vivir en condiciones térmicas adecuadas, como una estufa o un ventilador.

García alerta de que, si no se cambia esta situación el día de mañana, cuando sean adultos no estarán bien integrados en la sociedad. «No sólo aumenta el riesgo de exclusión, sino que puede suponer una ruptura de la cohesión social con todas las consecuencias que conlleva vivir en una democracia y en libertad», afirma.

En lo que respecta al desempleo, uno de los indicadores que han multiplicado la situación de riesgo de pobreza por la carencia de trabajo, indica que el 24% de los niños andaluces vivan en hogares con baja intensidad de empleo. El informe afirma que los hogares con niños y con alguno de sus miembros en situación de desempleo son los más afectados.

La brecha de pobreza entre hogares con y sin niños se triplicó entre 2004 y 2012 hasta situarse en un 11,5%, dato que revela que la pobreza se concentra en los hogares con niños. De esta forma, aquellos hogares con niños a cargo soportaban tasas de riesgo de pobreza claramente superiores a la media y a aquellos hogares sin niños dependientes. La constatación de que en España la pobreza infantil ya constituía un problema estructural en los años previos a la crisis financiera y económica es otro de los datos que aporta el informe.

Disminución de la inversión

Por ello, Unicef pone de manifiesto la «limitada eficacia» de las políticas de protección social de la infancia. De hecho, en lo que se refiere al capítulo de inversión, destaca que mientras el capítulo destinado a infancia en la comunidad experimentó un crecimiento de más de 1.139 millones entre 2007 y 2010, en 2013 ya se redujo en 597 millones. Así, destaca que la ruptura de la tendencia de crecimiento producido hasta 2010 supone volver a valores de hace siete años.

Y un dato no menos llamativo y alarmante. En aquellas personas con nacionalidad diferente a la UE15, se triplica el riesgo de exclusión, mientras que el trabajo irregular, el desempleo y la pertenencia a la etnia gitana, duplica la tasa de exclusión social entre la población andaluza, que es de un 25,2%.