Este malagueño, experto en vacunas por la Universidad Complutense de Madrid, recuerda que la vacuna no sólo evita la patología, sino las posibles complicaciones derivadas de padecer la enfermedad.

­Lleva más de treinta años ejerciendo como pediatra. ¿Cuántos casos con efectos secundarios de vacunas ha encontrado a lo largo de su carrera?

Personalmente no me he encontrado con ningún efecto secundario importante. Sí con enrojecimiento o fiebre leve. Hay que tener en cuenta que todos los productos farmacéuticos, como por ejemplo los antibióticos, el paracetamol o el ibuprofeno, no están exentos de efectos secundarios. Las vacunas son los productos mejor estudiados, se estructuran en cinco fases: la primera y la segunda de laboratorio, la tercera de experimento animal y la cuarta de fase experimental de uso en niños. Cuando se aprueban no se para de controlar, se estudian sus efectos de post comercialización. Las vacunas son productos enormemente seguros, además del germen lleva unos componentes para proteger a la vacuna. Lo más conocido son los adyuvantes, sustancias que se unen a la fracción del germen para aumentar la respuesta inmunológica. Tiene dos efectos: permiten que incluya menos dosis de la vacuna en sí y esto hace que pueda haber más dosis. Así llega a toda la población.

¿Qué otros productos incluyen?

Disolventes, porque algunas vienen en polvo, otras llevan conservantes, hasta hace poco se utilizó un derivado del mercurio que se retiró. También tienen estabilizadores para mantener su fiabilidad de los componentes ante los cambios de luz o de temperatura, y algunas como la triple vírica tienen antibióticos para evitar que se contamine.

¿Pueden estos aditivos provocar problemas de salud?

Las dosis que llevan las vacunas no producen efectos derivados de los tóxicos por la mínima dosis. Un pescado puede llevar un tóxico, para que pase algo habría que tomarlo todos los días. Las mínimas dosis es imposible que provoquen algo. Es cierto que pueden alterar a niños con ciertos problemas, pero no se puede generalizar. Hace años un estudio relacionó una vacuna con los casos de autismo y se demostró que fue un estudio falseado. No hay nada de causa efecto, si lo hubiese las vacunas se retirarían.

¿Han evolucionado mucho?

Hace muchos años eran más primitivas, cada vez están más perfeccionadas. La política vacunal está muy controlada por la Agencia Española del Medicamento. Son los productos con más control lote a lote. No hay que olvidar que es el arma más poderosa para la prevención de enfermedades infecciosas. Los efectos secundarios son leves y nunca están equiparados al efecto de pasar la enfermedad, que puede ser letal.

¿Hay mucho control?

Los lotes se controlan continuamente por si ha habido algún defecto de fabricación o para saber si se ha roto la cadena de frío. Las vacunas han salvado millones de vidas, cada año entre dos y tres millones en el mundo. Cuando en España empezó el sistema sanitario público había pocas vacunas, como la polio o la viruela. Muchos niños se han salvado, y no sólo eso, han evitado sus efectos secundarios. Si extrapolas eso la recomendación es clara, hablamos de muchísimas vidas salvadas.

Los antivacunas alegan que es preferible pasar la enfermedad antes que ponerse el inyectable...

Muchas enfermedades se pasan, sí, pero muchas veces dejan secuelas. Ellos dicen que algunas son leves, pero ese virus puede provocar efectos secundarios muy leves. No se puede jugar a la ruleta.

Trabaja en una consulta de atención primaria. ¿Ha aumentado la cifra de consultas por el caso de difteria del niño de Olot?

Sí, ha venido mucha gente preguntando. En Andalucía tenemos una tasa de vacunación incluso superior a la española, estamos entre el 95 y el 97%. Este caso ha supuesto un refuerzo positivo para la gente provacuna, es lógico, deben tener confianza en su pediatra, y si lo recomendamos es por un motivo: es lo mejor. Nosotros somos los científicos, tienen que creernos, tenemos credibilidad.

Si se le presentase algún antivacuna, ¿qué le diría?

Mi profesión, mi ética y mi código deontológico es velar por la salud del niño, muchas veces puedes estar haciendo algo que es malo y para eso está el profesional, el pediatra hace una medicina global. La prevención es lo más importante porque evita muchas enfermedades, muchas son inocuas pero para una cantidad grande de personas es grave o mortal. Vacunarse, además de necesario para la salud es, además, un acto solidario, una barrera protectora comunitaria social que ayuda a los niños más débiles.

Supongo que, como el resto del colectivo, aplaudirá que el Gobierno haya anunciado la vuelta de la vacuna de la varicela.

Los casos se han duplicado desde que se retiró de las farmacias. Pusieron la recomendación de que se pusiera a los 12 años y nosotros pedíamos que se pusiera a los 12 meses. Parece que, además, se va a meter en el calendario, es un gran avance. Igual que el caso de difteria ha sido un refuerzo positivo para la vacunación, la retirada de las farmacias de la de la varicela fue negativo. Muchos creyeron que era mala para la salud.