Copo, un precioso oso polar, nota un buen día cómo ha disminuido el número de focas y el grosor de la capa helada sobre la que vive, así que se ve obligado a emigrar y rehacer su vida entre los osos grizzlies. Estos le empiezan considerando un extraño, hasta que se enamora de una osa grizzli y forma su familia.

El oso emigrante, que así se titula el cuento, es uno de los ocho relatos del libro Cuentos de la Naturaleza (10 E), del malagueño Miguel Ángel Gálvez, coronel del Ejército del Aire en la reserva y un veterano ecologista: «Aunque no esté de acuerdo con algunas actuaciones soy socio de Greenpeace camino de 30 años», cuenta.

El motor del libro, que acaba de editar Ediciones del Genal con la colaboración de la Diputación se llama Leire, una niña que el próximo día 18 cumplirá 2 años. «Es mi nieta. En la dedicatoria del libro le digo que tiene que perseverar en los valores que le van a hacer una gran mujer y que el cariño a la Naturaleza le va a permitir ser el motor de una serie de acciones que van a afectar a su vida, a sus amigos y relaciones y creo que es muy interesante que persevere en eso».

Cuentos pensados para que sirvan de entretenimiento con mensaje para su nieta Leire porque, confiesa, «estoy preocupado, hay muchas mañanas que simplemente cuando abres la ventana de la habitación de la terraza y miras el día que hace das gracias a Dios y dices, qué cosa más bonita Dios mío, y por eso me da una pena horrorosa que todo se vaya al traste».

Miguel Ángel Gálvez bromea cuando recuerda las palabras de su hermano, que le comentaba que «en la vida he estado en el campo». «Debe de ser algo genético, mi padre era un gran aficionado al campo, porque yo he estado interno toda mi vida». A lo mejor de esos largos internados viene el interés, aventura.

Lo que sí tienen los cuentos son retazos biográficos en forma de algunas anécdotas contadas por su padre, una de las cuales aparece en El plantador de árboles. «Recuerdo que me contó que un amigo suyo fue a comprar una finca que se vendía muy barata porque no había agua. Este hombre pidió dar una vuelta por la finca, en un momento dado descubrió una adelfa grande y él sabía que donde había una adelfa tenía que haber agua. Compró la finca al precio bajo, taladró donde estaba la adelfa y descubrió agua».

Salmones que detectan la contaminación, cerdos voladores que se adaptan al darwinismo, geranios que también tienen su corazoncito... estas auténticas lecciones para amar la Naturaleza dirigidas a niños de entre 5 y 10 años forman un libro cuyos beneficios irán a la Asociación Bernardo de Gálvez, que preside el propio autor, aunque precisa que ofreció con anterioridad la venta del libro a varias entidades malagueñas sin éxito.

Miguel Ángel Gálvez confía en que el libro, además de llegar al corazón de su nieta, llegue al de muchos niños: «Si sirve para que una serie de niños se vayan imbuyendo de valores y cariño por la Naturaleza yo estaría en la gloria». Los Cuentos de la Naturaleza serán presentados esta tarde a las 19.30 por el académico Manuel Olmedo en la Librería Prometeo.