­Alejandría (Egipto), Salónica (Grecia), Alejandreta (Turquía) y El Aaiún (Marruecos). Esta es la ruta que dibujan las últimas cuatro llamadas de radio registradas por los puertos con los que la tripulación del Just Reema contactó a través del Sistema de Identificación Automática, según una web especializada en los movimientos de buques vía satélite. Además, muestra cómo el mercante trataba de alcanzar el Mar de Alborán cuando fue interceptado 45 millas al sur de Málaga por la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera.

La última, documentada en la ciudad más importante del Sáhara occidental, se produjo sobre las 15.00 horas del 24 de junio, aunque la investigación trata que determinar en qué punto se produjo la carga de las 15,7 toneladas de hachís, algo que suele ocurrir en alta mar con la ayuda de embarcaciones más pequeñas con las que también hacen llegar la droga a las costas españolas o italianas. La siguiente ya se registra el domingo sobre las 18.00 horas con el puerto de Málaga, donde el buque de 85 metros de eslora y bandera de la República Democrática del Congo atracó con todas las sospechas. Según la Guardia Civil, para encontrarla en un doble fondo localizado en bodega de proa fue necesario descargar gran parte de las 1.500 toneladas de sal que llevaba. Los agentes encontraron medio millar de fardos y detuvieron a los nueve tripulantes -seis sirios y tres indios- que ayer fueron puestos a disposición judicial. La operación ha sido dirigida por el Juzgado Central de Instrucción nº6 de la Audiencia Nacional.

Esta operación ratifica la importancia de la Ruta del Mediterráneo Oriental, donde España, Italia y Francia han interceptado más de veinte buques con grandes cantidades de hachís en dos años. Entre ellos el Mayak, abordado en marzo de 2014 a 30 millas de Málaga con 16,8 toneladas de hachís y cuyos ocho tripulantes sirios, como en otros muchos casos, fueron puestos en libertad por la Audiencia Nacional tras la entrada en vigor de la ley de la Justicia Universal. En enero, días después de sufrir un incendio a bordo durante su estancia en el puerto de Málaga, los pocos tripulantes que quedaban cortaron amarras y zarparon dejando la cuenta sin pagar.