Repasando hace unos días los libros de mi biblioteca me di de cara con una novela titulada Historia de mellizos, escrita por Luis José Sánchez-Cuñat, ganadora en 1970 del Premio de Novela Ciudad de Manacor. Su autor, en la cariñosa dedicatoria, confesaba que gran parte de su afición a escribir se debía a mis crónicas de Radio Nacional y a mi programa Tobogán en la misma emisora. Al releer la dedicatoria me emocioné por este desmesurado reconocimiento hacia mi persona.

Cuando publicó esta novela, Sánchez-Cuñat ya había ganado más de quince premios literarios, el primero de ellos cuando contaba solo catorce años.

Nacido en Rocafort (Valencia) en 1940, después de residir en varias ciudades arribó a Málaga en 1947 al ganar su padre la cátedra de Estética e Historia de la Música en el Conservatorio de Málaga. Su madre era concertista de piano.

Al mismo tiempo que escribía relatos cortos Luis estudió en el Conservatorio de Música de Málaga, cursó estudios en la Escuela Náutica de La Coruña, periodismo en la Escuela Oficial de Madrid y la carrera de Magisterio en la Normal de Málaga.

A los 19 años se enroló en el buque-escuela Juan Sebastián Elcano formando parte de la dotación de cubierta. Durante los años 1960 y 1961 viajó por medio mundo, visitando Recife, La Guayra, Veracruz, Panamá, Trinidad, Martinica, Jamaica, Bermudas, Boston, Miami, Nueva York... Al regresar a Málaga hizo oposiciones a Magisterio y como maestro ejerció en San Pedro de Alcántara, Istán, Marbella y finalmente Málaga.

No recuerdo exactamente cuándo supe que había tomado la decisión de irse a ¡Australia! con su mujer y los cinco hijos habidos en el matrimonio. Esto ocurrió en 1982.

Premios y más premios

Al reencontrarme y releer su novela Historia de mellizos pensé que podría ser interesante hacer un reportaje sobre los escritores malagueños o afincados en Málaga que a lo largo de los años han visto premiadas sus obras en certámenes y concursos literarios. Pensé ocuparme nada más de los fallecidos y olvidados, porque los que están en activo y siguen cosechando galardones no precisan recordatorio sino desearles que sigan dejando bien alto el pabellón literario malagueño ganando nuevos premios como Antonio Soler, Emilio Calderón, Alfonso Vázquez, Guillermo Busutil, Alfredo Taján, María Victoria Atencia, Manuel Alcántara, Álvaro García...

El primero que me vino a la memoria fue Sánchez-Cuñat, del que perdí la pista cuando se fue a Australia. La primera gestión fue ponerme en contacto con su familia... y me encontré con la triste noticia de su fallecimiento hace un año y pico -enero de 2014- en la ciudad de Adelaida, en la que fue profesor de Literatura Española en The Flinders of South Australia.

Además de los premios reseñados en la rúbrica anterior, Sánchez-Cuñat ganó, entre otros, el Irún por su novela En la muerte de Santa Cruz Jaramillo; el Tarrasa con Con resplandor de brasa en las espaldas; el de Ciudad Real con Mundo de hierba y agua; el Azorín de Novela (Alicante) con Cristo tiznado baja de la cruz; el Blasco Ibáñez del Ateneo de Valencia con El tifón y la conjura; el Almería con Dios y el diablo más allá de más nunca; finalista del Ateneo Marítimo de Valencia con Muerte de un guerrillero...

Su carrera literaria no se circunscribe a España. En 1991 ganó el Primer Premio en el Concurso de Cuentos Borges, otorgado en la ciudad de Los Ángeles (Estados Unidos); el Premio Internacional de Cuentos Juan Rulfo con el cuento Morir de un balazo, otorgado por Radio Internacional de París (Francia)...

Su estancia en Australia

De su larga existencia en Australia (1982-2014) tengo la información que me ha facilitado su hermana María Elena, su primera admiradora. Ella fue la que me comunicó su muerte cuando le expuse el propósito de dedicar un reportaje a los escritores malagueños que en el transcurso de estos últimos años habían bebido las mieles de sus éxitos literarios y que por razones de edad nadie se acuerda de ellos, sobre todo en los casos de fallecimiento. Pensaba circunscribirme a los de mi generación, a los que conocí y traté en vida.

Ante el cúmulo de premios cosechados, sus actividades en Australia, su labor en pro de la cultura española y sus relaciones con los españoles radicados en el lejano continente pensé que Sánchez-Cuñat era merecedor de algo más que una cita. Dejé para otra ocasión a los demás y me centré en el personaje como protagonista en un capítulo de las Memorias de Málaga.

Universidad de Flinders

En 1982 Sánchez-Cuñat, gozando de un puesto de trabajo fijo y con numerosos premios literarios en su haber, solicitó del Instituto Español de Emigración unirse como profesor de lengua y cultura española en Australia. Se estableció en la ciudad de Adelaida. Se hizo cargo de la corresponsalía de la edición para emigrantes del periódico La Región, que se editaba en Orense, empezó a colaborar en el programa español de la radio étnica de Adelaida... y siguió cosechando premios literarios como el Alfambra patrocinado por el Ayuntamiento de Valencia.

En 1987 dio un paso decisivo en su carrera: fue nombrado profesor en el Departamento de Español en la Universidad de Flinders donde desarrolló una gran labor en favor de la cultura española. Terminó la tesis doctoral sobre Jorge Guillén, con el que había tenido varias entrevistas durante su estancia en Málaga. Poco después se graduó como doctor en Filosofía en el Departamento de Lenguas Romances en la Universidad de Monash en Melbourne. En el año 2001 fue nombrado miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, cónsul honorario de Ecuador en Sudaustralia...

Durante sus años como profesor de español mantuvo relaciones con numerosas organizaciones y asociaciones relacionadas con la cultura española, como el Club Español de Adelaida, el Rocío de Australia en el Valle de Clare, la Cámara de Comercio...

Estando muy enfermo escribió una serie de pensamientos que forman parte de su testamento y que la familia conserva: «La muerte es el momento culminante de la existencia», «Mirar la vida desde la perspectiva de la muerte induce al ser humano a una actitud realista, dispuesta a vivir cada instante en la plenitud de su sentido», «Si se muere es porque se ha vivido, poco o mucho. Y eso es importante: vivir. La muerte no es una derrota del ser humano y por lo tanto no debe ni avergonzarnos ni angustiarnos»...

Carnaval de ratas, rumor de ángeles

Entre septiembre y diciembre de 1959, cuando aún no había cumplido veinte años, Luis José Sánchez-Cuñat escribió una novela titulada Carnaval de ratas, rumor de ángeles, obra que no se llegó a editar y que en 1992 Antonio Abad decidió publicarla a través de Ediciones Seyer.

Es una novela cuya acción discurre en Málaga durante la celebración de la Semana Santa. En ella el autor describe con una visión muy personal las salidas procesionales de casi todas las cofradías malagueñas, entrelazando historias y personajes de un nivel muy bajo, gentes sin oficios, borrachos, pobres y desdichados que deambulan por la ciudad buscando el sustento diario, ahogando sus penas en las tabernas más inmundas, malviviendo al día y sin esperanza de nuevos horizontes.

La novela, editada pero no distribuida, porque se pensó que no iba a gustar al mundo cofradiero, prácticamente está inédita. Muchos ejemplares han volado hacia Australia donde el prestigio de Sánchez-Cuñat entre sectores de habla española y literarios es reconocido. A los personajes de ficción se unen otros de la vida local que mucha gente conoció o conoce de oídas como El Sopas, El Arrojaíto, Matías... Sorprende que a los diecinueve años el autor captara con tanta crudeza una realidad que a unos puede gustar y a otros no.