Salir dos de casa bien avanzada la madrugada y antes de parar en la gasolinera llegar tres. Esto es lo que le pasó a Carmen Rosales y Antonio Jesús Morales cuando Carmen se puso de parto y su hijo Santiago quiso llegar al mundo en plena MA-20 con casi cuatro kilos.

«Era de noche y no vi nada. Mi mujer me dijo que no aguantaba hasta llegar al Clínico y antes de parar en la gasolinera ya escuché llorar. Es la única vez que te alegras de que un niño llore», asegura Morales. Un padre orgulloso que todavía reconoce que hasta el último momento no sabía qué hacer, si salir en el desvío hasta la gasolinera o seguir hasta el Hospital Clínico. La decisión de parar le facilitó encontrarse con un ángel de la guarda. Un empleado de la gasolinera de Arroyo de la Miel, Miguel Ángel Navarro, nunca mejor llamado, se cruzó en su camino. No dudó en correr el riesgo de salir de madrugada de su puesto de trabajo. «Cuando vi a Antonio pegar en el cristal no dudé en salir. En ese momento no pensé que fuera a ser peligroso», afirma ahora entre risas Miguel Ángel. «Lo único que pienso ya pasado el tiempo que al salir con el teléfono llamando al 112, lo mismo me podía servir para llamar a una ambulancia que para avisar a la policía. Pero confié en Antonio, la cara me decía que necesitaba ayuda de verdad», confirma el empleado de la gasolinera Repsol.

Este gesto que tuvo Miguel Ángel quisieron agradecérselo los padres de Santiago con una visita al establecimiento ayer. Cuando salió el gasolinero, Carmen tenía ya en brazos a su sexto hijo, quince años después de que naciera su primer hijo. Los dos estaban en perfecto estado cuando Antonio pudo ver a su hijo y a su mujer a la luz de la gasolinera. «Cuando llegamos, llamamos a emergencias y nos dijeron cómo teníamos que actuar, sólo le tuvimos que cortar el cordón umbilical. Lo hicimos con una cuerda de periódicos que Miguel Ángel buscó en el interior de la tienda», sonríe Antonio.

El empleado se mostraba ayer emocionado por la visita de los padres: «Estoy orgulloso de que Antonio y Carmen venga a agradecerme algo que hubiera hecho cualquier persona, además yo también soy padre».

Pasados «diez interminables minutos» llegaron los primeros efectivos de emergencias a la estación de servicio. Según el padre del pequeño, lo primero que los médicos le dijeron a Carmen fue que «no parecía que hubiera dado a luz hacía tan poco tiempo».