­Nos hicimos candidatos por voluntad de regenerar políticamente el país y no por cargos, aunque parezca a veces que sí pero al final resulta que no. Así se podría resumir lo que está siendo hasta ahora el proceso de primarias de Ciudadanos del que saldrán los elegidos para representar a la provincia en el Congreso de los Diputados.

Si con algo cuenta Guillermo Díaz, el siguiente militante que ha hecho pública su vocación por representar a la formación naranja en el Congreso de los Diputados tras Irene Rivera, es con el aval de haber formado parte del movimiento desde el minuto uno. Cuando Ciudadanos todavía no era Ciudadanos y se llamaba precisamente así, Movimiento Ciudadano. Por aquel entonces, hace ya más de dos años, nadie podía prever la fuerza electoral que hospedaría el partido de Albert Rivera en sus entrañas, pero Díaz ya era un firme defensor de la «centralidad» que reivindicó de nuevo ayer. Díaz formalizó su candidatura a las primarias para sacarle partido a su veteranía y convencer al medio centenar de militantes que acudieron a la presentación. Seguramente, hace tan solo una semana, habría sido considerado como máximo favorito. Pero eso era antes de que la portavoz de Ciudadanos en el Parlamento andaluz, Irene Rivera, acudiera a la llamada de la cúpula nacional para ser ella el rostro de la provincia. Díaz, con soltura en el lenguaje, advirtió de la «necesidad de recuperar el espíritu intelectual de Ciudadanos» y avisó del peligro de caer en el «populismo» si el partido «sólo se centra en la parte del marketing». También se comprometió a resucitar el eterno proyecto del tren litoral para Málaga.