La temporada de playas ya dio hace algunas semanas el banderazo de salida. Para algunos su atuendo es de bañador, camiseta, gorra de marca de bebida refrescante y chanclas. Pero hay otro uniforme que se está poniendo de moda entre los más pequeños. Otro tipo de bermudas, chanclas y camiseta deportiva es lo que se ve en los clubes náuticos de la capital. Las escuelas de vela y surf para los más pequeños han comenzado en esta semana tanto en el Real Club Mediterráneo como en el Club El Candado.

Los niños pueden disfrutar de los deportes acuáticos durante todo el verano en turnos semanales. «Lo que intentamos es que disfruten con el agua y que sobre todo los más pequeños tengan un contacto distinto con el mar», afirma Manuel Hernández, instructor del Club Mediterráneo. Empiezan los niños entrando en contacto con el agua en varios barcos escuela para pasar a los pocos días a pilotar los Optimist, barcos de poco más de un metro de eslora que sólo puede usar un alumno.

«No suelen tener demasiado miedo, cuando entran en el agua entran en una dinámica que hace que se les quite», asegura Hernández. Cada niño tarda un tiempo distinto en hacerse a la mar solo con la embarcación, «esto depende de cada niño, según lo resolutivo que sea, el propio niño decide cuando irse solo aunque nosotros lo animamos», afirma el instructor. En estos primeros días, los alumnos lo que reciben son las nociones básica para navegar. Los monitores les muestran lo esencial y ellos son los que a fuerza de juegos aprenden a manejar la pequeña embarcación.

«En cinco días los niños salen con el aprendizaje suficiente para saber desenvolverse solos en una embarcación, aprenden a controlarlos», asegura Ángel Prieto, director de la escuela de Vela del club El Candado. El rango de edad en los que se mueven las dos escuelas va de los seis a doce años de la escuela del Club Mediterráneo a los cinco a quince de El Candado. A pesar de ser chicos tan pequeños los que se encuentran en estas escuelas, en las dos aseguran que el peligro es mínimo. En todo momento están acompañados de varios instructores que van en embarcaciones muy cerca de ellos para prestarles ayuda en caso de emergencia. Estas emergencias no van más allá de un vuelco de la embarcación que se solventa rápido ya que van equipados con chaleco salvavidas y los instructores están siempre alerta. Y como requisito indispensable para ser admitidos en la escuela, los alumnos deben saber nadar y antes de todo les enseñan qué hacer para mantener su seguridad.

Las dos instalaciones están enclavadas en lugares privilegiados de la ciudad. Desde el verano pasado las embarcaciones del Club Mediterráneo salen desde un pantalán ubicado junto a la terminal de cruceros, lo que facilita la salida a alta mar y no están tan cerca de la costa, por lo que pierden menos tiempo al salir del muelle para dar la clase. Y por su parte, en El Candado tienen un puerto propio cercano a la playa de La Araña y tiene también todo tipo de facilidades, un pequeño habitáculo semicerrado que usan para algunas actividades acuáticas y salida a alta mar para las clases de vela.

Todas las edades

Estas lecciones básicas de vela no sólo son para los más pequeños. En ambos clubes tienen una escuela en la que también enseñan a los adultos que han decidido aprender sobre el mundo náutico algunos años tarde o quieren perfeccionar su técnica con instructores cualificados. Los pequeños acuden a sus clases por las mañanas y los adultos por las tardes. Normalmente se hace de esta manera para que se pueda conciliar con la vida laboral.

En los dos clubes tienen tanto escuela de verano como escuela de invierno. En el caso del Club Mediterráneo algunos niños repiten en las dos escuelas, y en el caso de los que entran en el turno estival hay muchos que suelen repetir en la de invierno. En El Candado, los alumnos de verano son distintos a los de invierno; pero «un 20% de los que llegan en verano a iniciarse en la vela se quedan con nosotros en la escuela de verano», afirma Ángel Prieto.

La positivo es que este tipo de iniciativas rompen en mil pedazos los mitos sobre los deportes de mar y sus costes, así como estar encomendados de manera exclusiva a las élites sociales. En los dos clubes admiten a muchos no asociados y todos con precios asequibles. En El Candado cuesta 80 euros un curso de una semana tanto para socios y los que no lo son. Por su parte, en el Club Mediterráneo, cobran 60 euros a los socios por semana y 20 euros al día a los no socios, 100 euros la semana que es los que dura cada curso.

Una de las novedades de este verano es la escuela de windsurf y surf para niños en el club El Candado, que pretende converirse en una escuela permanente durante todo el año para extender esta práctica deportiva entre los menores. Este verano ya han empezado a dar las clases y en la bocana del puerto a grupos de niños que, con suerte podrán surfear sobre la llamada ola «El Chanquete», una ola de derechas e izquierdas que funciona con viento de poniente y que como ocurre en el mar Mediterráneo no se origina siempre, pero cuando lo hace deja sesiones muy productivas y divertidas para todos los niveles.

También ofrecen, para los mayores, escuelas de windsurf y de buceo. Pero en los últimos tiempos hay un deporte de moda que tiene visos de instalarse con éxito dada su facilidad para aprenderlo y las mansas aguas de la cosa malagueña. No es otro que el paddle surf. Es un deporte que se realiza sobre una tabla de surf y sólo es necesario tener un buen equilibrio y un remo con el que impulsarte. En el Club El Candado están impulsando su práctica y cada día son más los niños que acuden en busca de este deporte que poco a poco va arraigando en la sociedad por el poco peligro que supone su práctica, sobre todo en las aguas de Málaga.