­Si alguien esperaba un discurso incendiario como el que pronunció la portavoz en el Ayuntamiento de Málaga, Ysabel Torralbo, que arremetió contra todo en el acto de investidura de Francisco de la Torre como alcalde de la capital, se llevó una decepción. Eso no quita que Rosa Galindo, la única representante de Málaga Ahora en la Diputación, se mostrara muy crítica con un ente del que afirmó que goza de una percepción muy negativa en la calle. «Los ciudadanos perciben la Diputación como un refugio de políticos amigos y directores que se han quedado descolgados», señaló. Galindo, que se presentó como la voz del pueblo en una institución caracterizada en su pasado por su afán derrochador, afirmó que esta nueva etapa en la Diputación tiene que servir para volver a «empoderar a los pequeños municipios», que según Galindo, habrían sido los principales perjudicados de la política de recortes llevada a cabo durante la última legislatura. Poniendo el acento en lo social, Galindo abogó por hacer de la Diputación una herramienta que vele, sobre todo, por las personas que corren el riesgo de caer en el precipicio de la exclusión social. «Las aspiraciones que defendemos nosotros no son compatibles con el derroche que ha caracterizado esta institución», sentenció.