­La posibilidad de realizar medidas a distancia en caso de accidente radiactivo o para verificar el grado de contaminación es una garantía para el ser humano. Sobre todo para el experto encargado de tener que acercarse a la fuente para llevar a cabo estos sondeos. Las posibilidades que ofrecen los modernos drones pueden también utilizarse en caso de catástrofe nuclear. Y para medir los niveles de contaminación ambiental originada por contaminantes físicos, químicos o biológicos.

El Servicio de Instalación Radiactiva adscrita a los Servicios Centrales de Apoyo a la Investigación de la Universidad de Málaga y la empresa Soluciones Tecnológicas Aplicadas al Medio (STM-aplicada) han firmado un convenio de colaboración para «desarrollar instrumentación científica que sea compatible con las ventajas del uso de drones, como poder operar a distancia o poder realizar medidas a distinta altura, que es muy importante para ver el comportamiento de contaminantes en la atmósfera», resume Sergio Cañete, coordinador supervisor de la instalación radiactiva de la UMA.

La institución académica malagueña cuenta con una infraestructura científica autorizada por el Consejo de Seguridad Nuclear como instalación radiactiva de segunda categoría. Este servicio, según explica su coordinador, «tiene como misión prestar apoyo a la investigación y a la docencia que se realiza en esta institución y establecer la aplicación específica en la Universidad de Málaga de la normativa general de protección radiológica para las actividades de investigación y docencia que impliquen el uso de fuentes radiactivas, equipos generadores de radiaciones ionizantes o que incluyan fuentes radiactivas».

Las actividades de este servicio se pueden agrupar en tres bloques: Protección radiológica de la UMA; determinaciones radiométricas; y formación homologada por el Consejo de Seguridad Nuclear.

El Servicio de Instalación Radiactiva está adscrito al Vicerrectorado de Coordinación de la Universidad de Málaga. «Desde este vicerrectorado con José Ángel Narváez como vicerrector y Teodomiro López Navarrete como director de secretariado de estructuras de apoyo a la investigación se ha potenciado las capacidades técnicas y humanas de la instalación, en los últimos años constituyéndose en un referente a nivel nacional contando con equipamiento científico de última generación, gracias a convocatorias FEDER, que han posibilitado la realización de numerosos proyectos de investigación nacionales e internacionales», destaca Cañete, doctor en Química y responsable de este proyecto con drones, junto a Eli Gordo, compañera de laboratorio y también supervisora de esta instalación radiactiva de la UMA, que es un referente nacional y participa en actividades de la Agencia Internacional de la Energía Atómica.

Hasta ahora, como reconoce Mario Alarcón, director de STM-aplicada, los drones han sido muy usados para hacer fotografías, vídeos, además de trabajos técnicos, y a pesar de las limitaciones legales existentes poder volar estos aparatos, su empresa apuesta por la innovación y avance en el sector, incorporando diversos sensores que posibiliten ampliar las operaciones a realizar.

«Cuando se unen las distintas disciplinas que desempeña la empresa, como el control automático industrial y adquisición de datos, con el uso de drones se genera un mercado potencial al que dar servicio», puntualiza José Antonio Redondo, técnico especialista.

Soluciones Tecnológicas Aplicadas al Medio es una joven empresa de base tecnológica, fundada en Málaga a finales de 2014, y con gran experiencia en el sector de los sistemas automáticos, control industrial y adquisición de datos, al homologarse en la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) como empresa operadora para trabajos profesionales con drones.

Incorporan esta herramienta para el desarrollo y avance de su actividad, realizando además de los trabajos de investigación para el desarrollo de instrumentación científica acoplada a la aeronave. Es el caso de los medidores de radiaciones tanto ionizantes como no ionizantes, que lleva a cabo con colaboración del Servicio de Instalación Radiactiva del SCAI (Servicios Centrales de Investigación) de la Universidad de Málaga.

Pero también prospecciones y modelizados del terreno, levantamientos topográficos, estudios termográficos, inspecciones de infraestructuras y estudios multiespectrales para agricultura.

El convenio subraya cómo esta empresa está interesada en ir más allá en la aplicación práctica de estos vehículos aéreos no tripulados, de ahí que haya pedido la colaboración de la UMA para la realización de ensayos y elaboración de informes técnicos usando el equipamiento y los medios que posee el SCAI (Servicios Centrales de Investigación de la Universidad malagueña).

Y ambas partes salen beneficiadas. La empresa gana en proyección y en aplicabilidad de sus aeronaves... al Servicio de Instalación Radiactiva de la Universidad de Málaga se le abre todo un universo de posibilidades técnicas.

Según concreta Sergio Cañete, actualmente esta colaboración se encuentra «en la fase final de validación del equipamiento para medidas de tasa de dosis de radiación ambiental» con información en tiempo real mediante la sincronización de las medidas de los monitores de radiación con el posicionamiento del dron mediante sistema GPS «lo que facilita poder tener información temporal y especial de los niveles de radiación en un amplio área en un tiempo corto», señala.

Todo un avance para este departamento de la Universidad de Málaga, que entre otras investigaciones también colabora en un proyecto internacional en el que participan más de 200 universidades y laboratorios del mundo para medir los niveles de radioactividad en los granos de arroz cosechados en Fukushima, por encargo de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, como parte de los ejercicios de intercomparación de la agencia con el fin de garantizar la capacidad técnica de los laboratorios seleccionados.

Cuando tuvo lugar el accidente nuclear en esta central japonesa, los responsables del Servicio de Instalación Radiactiva de la UMA detectaron, gracias a la avanzada instrumentación disponible, que la nube radioactiva había llegado hasta la Costa del Sol, con niveles muy por debajo de los límites legales, eso sí. Estas medidas se enmarcan dentro del programa de muestreo de la Red de Vigilancia Radiológica Ambiental (REVIRA) del Consejo de Seguridad Nuclear.