Málaga tiene un plan. El objetivo es mejorar la sostenibilidad de la ciudad y reducir su impacto ecológico. Para ello se incluyen 78 propuestas de distinto tipo que van desde reducir las emisiones a aprovechar mejor los recursos naturales. Pero una cosa es tener un plan y otra aplicarlo. La pasada semana se hizo público que el Ayuntamiento de Málaga no presentará su candidatura para ser Capital Verde Europea para 2018, tal como tenía aprobado, y aplazaba indefinidamente la presentación de dicha candidatura hasta no tener garantizados los parámetros medioambientales que permitan optar con garantías a la obtención de este prestigioso premio. El galardón instituido y gestionado por la Comisión Europa reconoce anualmente a las ciudades que mejor se ocupan del medio ambiente y del entorno vital de sus habitantes. Esta es la segunda vez que el Ayuntamiento decide aplazar su presentación a este premio.

Aunque en los últimos años la ciudad ha mejorado en algunos de sus indicadores, como la emisión de CO2, ha reducido el consumo de agua y bajado la emisión de ruidos, la ciudad mantiene aún problemas por resolver o al menos esa es la percepción de los ciudadanos que refleja un estudio encargado por el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (Omau), dentro de la revisión de la Agenda 21 de Málaga. Entre esos problemas que citan los malagueños destacan la suciedad en las calles y el ruido. Este informe recogía que seis de cada diez encuestados consideraba que la ciudad no estabalimpia, mientras que con respecto a la percepción de limpieza en las calles Málaga ocupa el puesto 62 en el listado de las 75 ciudades en las que se realizó el estudio. Un poco mejor estaba en cuanto al ruido, al situarse Málaga en el puesto 46 de las 75 ciudades europeas evaluadas.

Agenda 21

Una de las armas para mejorar la calidad mediambiental de la ciudad es la llamada Agenda 21 para 2015, que elabora el Ayuntamiento de Málaga a través del OMAU, y que realiza propuestas incluso atrevidas. Una de ellas es estudiar la viabilidad de reducir la contaminacio?n de la cementera de La Araña, poniendo sobre la mesa algunas ideas polémicas: reducir su tiempo de actividad, acotar el nu?mero de años en activo o analizar su se puede trasladar a otro emplazamiento. Que el foco se centre en la cementera no es baladí, ya que el estudio reconoce que es la causante de la mayor contaminacio?n de la provincia, pero también la única industria de peso que queda.

Esta propuesta se encuentra dentro del bloque para reducir las emisiones contaminantes, que en general no representan un problema grave en la ciudad, donde el régimen de vientos, estar situada junto al mar y la orografía facilitan que no haya excesivas concentraciones. Eso sí, el estudio identifica la fábrica como un foco importante de emisiones, pese a las mejoras de los últimos años para reducir su impacto ambiental.

El plan de trabajo que incluye la Agenda 21 para la ciudad también califica del 1 al 5 las propuestas en función de su prioridad. Reducir las emisiones de La Araña se puntúa con un 4,1, cifra que muestra una prioridad importante.

Medidas

Sin embargo esta no es la única medida llamativa que se incluye en este trabajo, que también entra de lleno en uno de los debates habituales en la ciudad sobre la elección de palmeras para adornar zonas verdes. De hecho, entre las propuestas está reducir el número de estas especies, que en muchos casos han desplazado a árboles autóctonos y su proliferación ha facilitado la extensión de la plaga del picudo rojo, una de las especies invasoras detectadas. El trabajo va incluso más allá y advierte contra el uso del césped en parques y jardines, recomendando su eliminación por el alto consumo de agua.

Algunas de las recomendaciones que se incluyen en la Agenda 21 afectan incluso al urbanismo de la ciudad. Así, insisten en proteger el entorno de Arraijanal de cualquier construcción, ya sea viviendas o equipamiento. Una idea cuando menos llamativa cuando hace diez años el mismo Ayuntamiento de Málaga proyectaba allí un puerto deportivo con viviendas de lujo. Y en la actualidad, justo en el límite, estaría La Academia del Málaga CF.

También entra incluso en la calificación urbanística, con la propuesta de revisar la edificabilidad de algunos suelos que tengan valor ecológico. No especifica las parcelas, aunque la pregunta es lógica: ¿Afectaría a la Sierra de Churriana?

Las 78 propuestas de la Agenda 21 para 2015 incluyen numerosas ideas, aunque fundamentalmente van dirigidos a dos grandes objetivos: mejorar la gestión de los residuos y su reaprovechamiento y fomentar el uso de energías renovables.

Estos objetivos no están puestos de forma aleatoria, sino que constatan que las grandes debilidades de la ciudad son la falta de recursos naturales y los, todavía, altos índices de emisiones contaminantes, pese a la reducción de los últimos años.

El agua es quizá una de las grandes preocupaciones medioambientales de la ciudad a medio y largo plazo. El régimen de lluvias irregular, que alterna largos periodos de escasas precipitaciones con trombas, pone de manifiesto la insuficiencia de las redes de depuración y reutilización de agua, lo que implica no aprovechar todos los recursos disponibles. Además, pone el acento en la pérdida de agua por el mal estado de las redes de suministro.

Cuando se habla de reutilización también se incluye a los residuos sólidos urbanos, es decir, la basura. La Agenda 21 reclama más campaña de concienciación y más medios para facilitar la separación de la basura en origen, además de aprovechar los residuos para desarrollar productos que puedan ser usados. El compost (abono), los áridos y los aceites son tres vías de trabajo, que además alargarían la vida útil del Centro Ambiental de Los Ruices, donde se deposita la basura de la cuidad.

Energías renovables

El análisis de la situación medioambiental de la ciudad pone de relieve el importante déficit energético que padece, al consumir más recursos de los disponibles. Para paliar esta situación y reducir además las emisiones, insiste en la necesidad de seguir apostando por las energías renovables, con una mayor apuesta por instalar placas fotovoltaicas en edificios públicos, incluyendo las viviendas del IMV y plantear uso de energías limpias para la iluminación en las calles.